El vehículo era “práctico y versátil”, aunque desarrollaba una velocidad y potencia limitados y poseía un pequeño motor de diez caballos de fuerza impulsado por seis baterías, las cuales se recargaban conectándolas a un “enchufe” de uso doméstico.
Este tipo de coches ya se utilizaban en otros países, sobre todo porque tenían la cualidad de no ocasionar ruido ni gases tóxicos. Eran unos autos bastante ecológicos. Los periodistas del decano visitaron los almacenes de las Empresas Eléctricas y constataron el uso del mencionado carro de marca Taylor-Dunn.
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Estaba equipado con un volante para el manejo, palanca de freno, embrague y acelerador en un solo pedal. Muy similar a cualquier vehículo de su tipo. “Sin embargo, no contaba con un tablero de instrumentos ni mucho menos con el equipo correspondiente a un motor que funciona con gasolina o petróleo”, indica la nota.
El carro en mención estaba en capacidad de trasladar hasta 350 kilos de carga y se desplazaba a una velocidad máxima de 24 kilómetros por hora, contando con frenos hidráulicos a faja (pedal y mano) y dirección a tornillo sin fin. Cada una de sus cuatro ruedas tenía aro de 400 por 8.
Los primeros autos eléctricos
Si creemos que la aparición de los autos eléctricos es un evento relativamente reciente, pues no es así. Pocos imaginan que los primeros atisbos de este invento podrían haber surgido en el siglo XIX, pero así fue.
Los historiadores lo ubican alrededor de la década de los treinta de esta centuria, incluso antes que los motores a combustión hicieran su aparición, lo que sucedió a partir de 1860, y se convirtieran en los reyes del mercado automotor.
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Fue Michael Faraday, el físico británico, quien investigando sobre el electromagnetismo elaboró un antecedente del motor eléctrico; esta fue la clave para la irrupción de los primeros vehículos impulsados por electricidad.
Algunos adjudican a Anyos Jedlik, un ingeniero y sacerdote húngaro la invención del primer auto eléctrico, alrededor de 1828. También se señala a los norteamericanos Thomas y Emily Davenport, quienes diseñaron la máquina en torno a 1834 y la patentaron en 1837. Por esos años el escocés Robert Anderson armó el primer carruaje con motor eléctrico.
Su comercialización empezó en 1852, cuando fueron inventadas las baterías recargables. Para los inventores el problema siempre fue la autonomía de sus máquinas. Las primeras baterías que se utilizaron eran muy pesadas y no se podían recargar.
En la actualidad los vehículos eléctricos se han transformado en una alternativa accesible gracias al incremento de su autonomía. Existe un buen número de modelos que permiten superar sin demasiadas complicaciones los 300 kilómetros de autonomía eléctrica, así como hay propuestas capaces de bordear los 500 kilómetros.
La electricidad y nuestra capital
La historia de la electricidad, el desarrollo urbano y el transporte en Lima es de extensa data. En enero de 1904 se hacían las primeras pruebas del tranvía eléctrico entre Lima y Chorrillos, que fue inaugurado un mes después.
Y si nos remitimos al alumbrado eléctrico, este fue inaugurado en la Plaza de Armas y en algunas calles de nuestra capital en 1886. Ya en este siglo, en el 2011, se inauguró el Tren eléctrico entre Lima y Villa El Salvador, que en el 2014 se extendería hasta San Juan de Lurigancho. La obra había empezado a construirse en 1986. ¿En algún momento los autos eléctricos desplazarán a los de gasolina y petróleo en nuestro país? Por el momento eso parece algo lejano.