No es raro ver cómo la tragedia asoma, de improviso, en los ríos de la selva peruana. El accidente ocurrido hoy en las aguas del río Huallaga cerca de la localidad de Yurimaguas, en la región Loreto, se suma a una larga lista de naufragios que ocurrieron por la fuerza de la naturaleza y la desidia del ser humano.
“Rescatan diez cadáveres de la fatal motonave hundida frente a Iquitos” fue el titular que abrió la primera plana de El Comercio un 8 de marzo de 1990. La tarde anterior, la motonave “Andresito” chocó con la proa del barco “Yacuhuasi”, que desembarcaba un cargamento de azúcar, en el muelle de Iquitos. La embarcación, con capacidad para 60 toneladas, iba sobrecargada con más de 200 pasajeros de los cuales 60 quedaron desaparecidos.
Algunos sobrevivientes lograron saltar al muelle y otros a las aguas, en tanto que la mayoría, que ignoraba las peripecias de la embarcación, quedó atrapada en sus camarotes. La nave se partió en dos y se hundió, entre los gritos desesperados de los pasajeros. Los cadáveres fueron encontrados en dos islas del Amazonas y fueron conducidos a la morgue local.
Tragedia en el Marañón
El 6 de mayo de 1991 la motochata “Chachita”, que se dirigía a Yurimaguas, chocó con una barcaza de Petro-Perú en San José de Saramuro, río Marañón. La nave llevaba 400 pasajeros, más del doble de lo permitido, 200 toneladas de arroz y maíz, entre otras mercaderías. En el accidente desaparecieron 150 personas, en su mayoría comerciantes.
Desde el inicio de su travesía, de Iquitos a Yurimaguas, la motonave “Chachita” presentaba fallas mecánicas, en particular en el eje de transmisión de la hélice, según coincidieron en manifestar sobrevivientes de la tragedia.
“Todo fue tan rápido. Había gritos y llantos de desesperación. Cuando nos estrellamos con la barcaza de Petro-Perú se sintió un fuerte golpe que estremeció toda la nave. Yo estaba en el segundo nivel cuando se incrustó parte de la popa de la barcaza. Allí se formó un puente entre una nave y otra, que nos permitió a mi esposa, mis cuatro hijos y a mí salir en menos de cinco segundos de la motochata que se estaba hundiendo. Agradezco a Dios por estar a salvo”, manifestó Santiago Gómez Meza, uno de los sobrevivientes.
Cargada al máximo
El 28 de enero de 1993 la motonave “Elvis III”, que se deslizaba con 43 pasajeros de Atalaya a Pucallpa, se hundió tras chocar con un tronco en medio del río. Se recuperaron ocho cadáveres, pero otros 35 viajeros (entre ellos varias mujeres y niños) fueron declarados como desaparecidos. Además la nave llevaba 40 cabezas de ganado y más de mil cajas de gaseosas, que también se perdieron en las caudalosas aguas.
Búsqueda desesperada
A las 2:40 de la madrugada del 26 de mayo de 2010, una barcaza que cruzaba el río Amazonas con 280 personas a bordo y 44 toneladas de carga (equipajes, bidones de combustible y animales) se volcó a la altura del caserío Santa Rosa, a unos 22 kilómetros de Iquitos.
“Camila”, así se llamaba la barcaza, partió de Iquitos la noche del martes con todos los requisitos establecidos, el más importante con la cantidad adecuada de pasajeros a bordo. Sin embargo, durante la travesía se detuvo al menos dos veces para recoger más pasajeros, carga y animales. Además transportaba combustible de contrabando.
Con el paso de las horas los cadáveres se iban recuperando de a pocos ante la mirada de sus familiares que esperaban en la orilla. En total murieron 21 personas, entre ellos varios menores de edad.
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