Mañana de riguroso protocolo en ARCOmadrid. Aumento de la seguridad, poca paciencia con los periodistas, y agentes susurrando minutos antes de que sus majestades los reyes de España, Felipe VI y Letizia, lleguen a la Feria de Madrid. Martín Vizcarra, presidente del país invitado, los acompaña liderando la multitud. Siguiendo un circuito predeterminado, recorrieron rápidamente la feria, llegaron a saludar a los artistas y a los galeristas que los aguardaban en el stand peruano –comisariado por la especialista Sharon Lerner– y circularon por el stand institucional del Estado Peruano, un espacio que sintetiza una maloca amazónica para, utilizando tecnología multimedia, plasmar cinco mil años de cultura visual peruana. En un breve paseo, reyes y presidente absorben tradición y futuro con poco tiempo para hacer preguntas.
El crítico Jorge Villacorta, anfitrión y parte del equipo curatorial junto con el arquitecto Paulo Dam y el ingeniero electrónico Kiko Mayorga, confiesa que los ilustres visitantes temieron perder el equilibrio a causa de las proyecciones sobre el suelo a la entrada del espacio. Felipe VI mostró especial interés en dos obras contemporáneas, la inquietante “Homenaje a la libertad” de Jorge Piqueras, y una escultura del artista Fernando Gutiérrez ‘Huanchaco’, donde una metralleta se despliega de una calavera negra a la manera de un asa estribo. “¿Es cerámica o resina?”, preguntó el interesado rey. Por su parte, el presidente Vizcarra sonrió cuando Villacorta describió la experiencia propuesta por ese espacio expositivo como “alucinógena”.
El recorrido terminó en el stand Perú Lovers, donde se sirven los mejores piscos en toda la ciudad. Sin embargo, los mandatarios solo tuvieron tiempo para la foto. En la comitiva oficial pudo verse a los congresistas Leyla Chihuán, Francesco Petrozzi y Alberto de Belaunde, además del alcalde de Lima Jorge Muñoz y el ministro de Cultura Rogers Valencia.
—Sin censura—Por donde no transitaron las majestades españolas fue por la sección de la feria donde se encuentra la más reciente obra de Santiago Sierra, censurado el año pasado por una serie de retratos intervenidos de los protagonistas del ‘procés’ catalán actualmente en la cárcel. Este año, para la galería italiana Prometeo, el artista presenta una escultura del propio rey Felipe VI de 4 metros y medio de alto, realizada sobre una estructura de madera, en cera, cartón piedra, poliuretano, tela, espuma y cabello humano. Tal vez para evitar las furias reales o para disminuir la publicidad para el artista, los funcionarios de la feria evitaron que el monarca se encontrara consigo mismo.
Ofrecida en 200 mil euros, la negociación con el artista supone una cláusula radical: el comprador de la obra deberá quemarla en el plazo de un año. Si el año pasado su obra “Presos políticos en la España contemporánea” fue comprada inmediatamente por un empresario catalán independentista, esta vez el negocio de la provocación aún no ha encontrado comprador.
Un día antes, a las 4:30 p.m., el pisco sour sí llegó a servirse en el stand del Museo de Arte de Lima, que presenta al público de ARCO la maqueta, elegante y transparente, del proyecto de su ampliación futura. Cecilia Pardo, subdirectora del MALI, y Juan Carlos Verme, presidente de la institución, hicieron el brindis por un proyecto que, están seguros, despegará pronto.
—Un país para Bryce—Mientras los reyes y el presidente visitaban el stand del Perú, a pocos metros de allí, el artista Fernando Bryce era el centro de otros flashes. Los directivos del grupo Prisa le acompañaban en la inauguración del stand que cada año levanta el influyente diario “El País” en la feria. Si el año pasado el encargo recayó en el icónico maestro español Eduardo Arroyo, esta vez el artista limeño toma con orgullo la posta. En este espacio, Bryce presenta una serie realizada a partir de materiales de archivo de la Primera Guerra Mundial, específicamente vinculados a la destrucción de la Biblioteca de Lovaina y de la catedral de Reims por parte de las tropas alemanas. Titulada “Haz al mundo civilizado”, la serie aborda los peligros muy actuales de las nuevas manifestaciones de nacionalismo.
El sábado previo, el suplemento cultural “Babelia” publicó en su portada su retrato a tinta de Túpac Amaru II, apropiándose su setentera versión aparecida en los antiguos billetes de S/50. Una serie que parte de su nueva investigación en el Bicentenario de la Independencia, nos recuerda cómo la imagen de José Gabriel Condorcanqui se convirtió en figura icónica del gobierno militar y su programa reformista en tiempos que se conmemoraba el sesquicentenario del proceso independentista.