Las alfombras son apreciadas por su capacidad para brindar una sensación acogedora. José Bravo de Rueda, de Brapal Art, señala que las de fibra de origen animal -oveja, llama y alpaca- son ideales para invierno, pues aíslan el frío y son suaves al tacto. “Además, absorben la humedad del ambiente, pero se conservan cálidas al tocarlas”, explica Bravo de Rueda.
Adriana García-Belaunde, de Framar, sostiene que la altura del pelo varía desde los 9 mm hasta los 40 mm (súper shaggy). “Las primeras resultan más funcionales en ambientes de alto tránsito, como la sala o en el ingreso, ya que no retienen tanto polvo”, indica García-Belaunde. Las de pelo largo pueden ubicarse en el dormitorio, que es un lugar más privado. También es posible optar por modelos que combinan dos tamaños distintos y generan un alto relieve, estas son más mullidas y le brindan movimiento a la decoración.
Otra opción son las de fibras sintéticas, como las de dralón, nailon, polipropileno o poliéster, que también proporcionan calor. Respecto a los colores, el topo y el gris continúan marcando la pauta, porque transmiten calma y aligeran la carga visual. Si buscas inyectar calidez, opta por el rojo, amarillo, naranja o la mezcla de los mismos. Los diseños repetitivos en zigzag, triángulos, rombos, círculos o con un efecto melange (combinación de dos o más colores sin ningún patrón específico) le dan dinamismo a las estancias.
Fuentes: José Bravo de Rueda / brapal-art.com / Adriana García-Belaunde / alfombrasframar.com
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