La pregunta es dónde lo ubico. No es difícil imaginar a Ricardo Gareca incluyendo a Gabriel Costa dentro de alguno de sus posibles esquemas tácticos. El ‘Flaco’ tiene claro que en la banda derecha, la posición en la que Costa ha jugado con rendimiento superlativo el último año, cuenta con dos alternativas confiables: André Carrillo y Andy Polo. El primero fue el que mejor rindió en el Mundial de Rusia; y el segundo es el que más ha crecido en la segunda mitad de la temporada.
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La probable adición de Gabriel Costa a la selección no debiera significar mayor problema. Por el contrario. Gabriel ha demostrado ductilidad durante todo el año. Puede adaptarse con facilidad a los requerimientos del técnico nacional. Además, tiene la suficiente capacidad y el empeño para hacerlo.
A principio de este 2018, Costa venía recuperándose de una lesión y, por lo mismo, su equipo, el Sporting Cristal, estaba dispuesto a traspasarlo. Alexis Rojas era el dueño de su puesto en el once cervecero. Pero Costa, lejos de amilanarse ante la coyuntura, y de buscar continuidad en otro club, decidió quedarse en el Rímac para demostrar su valía y retribuir con su rendimiento a la institución que lo había comprado. Tenía un año más de contrato y lo haría respetar. Arropado por Mario Salas y sostenido por un plantel con muy pocas fisuras, Costa demostró que no se equivocó en su decisión. Convirtió 26 goles y ofreció 19 asistencias en una temporada de ensueño que coronó con sus tres pases y sus dos anotaciones en las finales contra Alianza Lima.
Costa puede jugar de mediapunta; puede ser alternativa como enganche; y hacer también la otra banda, la izquierda, con el pie cambiado. Tiene, por si fuera poco, buen juego con pelota parada y, también, desdobla con facilidad para llegar a posiciones de gol. ¿Qué le juega en contra? El no haber demostrado en el plano internacional las virtudes que exhibe en el campeonato local. No pudo hacerlo durante las pocas oportunidades que tuvo con Alianza. Y tampoco lo ha logrado con Cristal contra Lanús en la Copa Sudamericana de principios de año.
La otra asignatura pendiente tiene que ver con la incertidumbre del material del que está hecho. No todos los buenos jugadores de los clubes rinden de la misma forma con la selección. En el caso actual, la expectativa es todavía mayor. Costa es nacionalizado y esto, a veces, se entiende como que debe ofrecer un poco más para que se justifique su presencia dentro la selección. No es justo, pero así suele suceder. Horacio Calcaterra, por ejemplo, ha jugado escasos partidos con la Blanquirroja y, sin embargo, ya ha recibido ácidas críticas.
En enero del 2019, Gabriel Costa, uruguayo de 28 años, será elegible para jugar por Perú. Sus antecedentes inmediatos lo convierten en una incorporación interesante para el equipo de todos. Está maduro, juega bien y puede sumar.
Pero no nos adelantemos. Gareca es cauteloso con las novedades que debe incorporar al plantel nacional. No hay razón para que, esta vez, se equivoque. Paciencia.