Costa de Marfil lo extrañará siempre. Es, sin duda, uno de los mejores futbolistas en la historia de ese país. Fue un referente en la selección. Hoy, Didier Drogba anunció su retiro de esta, ya que a sus 36 años considera mejor darles espacio a otros jóvenes. Drogba marcó 63 goles en 104 partidos, pero su legado en Costa de Marfil trasciende lo futbolístico.
En su país también es visto como un embajador de la paz y uno de los hombres más comprometidos con la pobreza del país africano. Costa de Marfil vivió una sangrienta Guerra Civil que comenzó el 2002 y terminó cinco años después. Cuando la selección clasificó al Mundial 2006, Drogba pidió a los grupos rebeldes que depusieran sus armas, para unir al país y apoyar al equipo en la Copa del Mundo. Lo consiguió.
Otro acto suyo es recordado: el 2008 logró que un partido de la Copa de África se juegue en la ciudad de Bouaké, donde estaban los movimientos más peligrosos de Costa de Marfil. Luego de convencer al Gobierno y la Federación de Fútbol del país africano, el encuentro se jugó ahí, lo que reafirmó la lucha por la paz entre los marfileños. Gracias a esto, fue elegido por la revista “Time” como una de las 100 personas más influyentes de mundo.
Drogba se terminó de ganar todos los corazones del pueblo marfileño cuando en el 2009 decidió donar un hospital en Abiyán, la capital de su país. Lo hizo con las tres millones de libras esterlinas que había recibido luego de realizar una campaña publicitaria con una conocida marca de gaseosas. Solo puso una condición: que los servicios sean totalmente gratuitos.
A partir de ahí se convirtió en embajador de buena voluntad de la ONU. Además, tiene una fundación, la cual ya está terminando la construcción de otros cinco hospitales en Costa de Marfil. En el fútbol se puede ser ídolo a base de goles y títulos. Pero Drogba es mucho más que un ídolo. Es un héroe, casi un santo, en Costa de Marfil.