El 13 de julio pasado, los alemanes del este pudieron celebrar un honor que había sido exclusivo de la Alemania Federal: el Mundial de Fútbol en Brasil 2014 es el primero que han ganado tras la caída del Muro de Berlín en 1989 y luego de la unificación del país.
Antes de eso, la antigua Alemania Oriental no sólo no celebraba sino que además era el escenario de extraños fenómenos, como un equipo de fútbol de la policía secreta.
La Stasi tenía su propio club, pero no era cualquier club, era el mejor club de la liga de fútbol nacional.
No podía ser de otra manera ya que su seguidor más fiel era el jefe mismo de la Stasi, quien ordenó que los mejores jugadores de los otros equipos debían ser transferidos a su club, el BFC Dynamo (Berliner Fussballclub Dynamo).
Los equipos en la antigua Alemania del Este eran generalmente clubs de trabajadores. FC Carl Zeiss Jena era el club de la fábrica de lentes Carl Zeiss en Jena; el Traktor Gross-Lindau de la fábrica de tractores y el Turbine Potsdam, de turbinas.
Las institutuciones deportivas que tenían la palabra Vorwarts (adelante) en el nombre, como el Vorwarts Leipzig, eran usualmente equipos del ejército. La palabra Dynamo era la etiqueta para los equipos de la policía.
Un mundo de Dynamos
En Berlín, el BFC Dynamo tenía el total apoyo de Erich Mielke, el ministro de la Seguridad del Estado por más de 30 años, hasta el colapso de Alemania Oriental.
Las manos de Mielke estaban manchadas de sangre: había apretado el gatillo en un homicidio con tintes políticos en 1931, por el que fue arrestado una vez que el Muro de Berlín cayó.
En la década de 1930, huyó hacia la Unión Soviética donde se volvió uno de los secuaces de Stalin en sus fatales purgas.
Luego de la Segunda Guerra Mundial fue reinsertado en Alemania del Este como jefe de seguridad y hombre duro del líder soviético.
Mielke amaba a su club. Los archivos de la Stasi tienen fotografías de él sonriendo con los jugadores y pateando pelotas en el estadio. Los jugadores le regresan las sonrisas, aunque pienso que lo hacen con cierto nerviosismo, lo cual es lógico, si tu mayor hincha tiene las llaves de las cámaras de tortura y un dedo en todos los gatillos.
Pero no siempre fue su club predilecto. Según los registros históricos sobre la Stasi, cuando regresó de Moscú estaba enamorado de la idea de tener varios equipos llamados Dynamo, como era la moda soviética.
Mielke soñaba con un nuevo mundo donde los Dyanmo de la República Democrática Alemana (RDA) jugaran -sin duda de forma fraterna- con los de la Unión Soviética.
Él veía el fútbol como un camino para engrandecer a Alemania Oriental y al Socialismo.
Rivalidad
“El éxito futbolístico destacará aún más claramente la superioridad de nuestro orden socialista en el mundo deportivo”, dijo.
Con ese objetivo, comenzó a crear clubes poderosos, transfiriendo unilateralmente jugadores.
En 1953, los equipos de la policía de Dresden fueron amalgamados para formar el Dynamo Dresden.
Los textos que documentan esta fusión no dejan lugar a dudas: “El club deportivo Dynamo es una organización construida sobre el principio del centralismo democrático. Los miembros del Club Deportivo Dynamo se caracterizarán por su vigilancia revolucionaria”.
Cualquiera que fueran los niveles de vigilancia revolucionaria de los miembros del Dynamo Dresden, sus habilidades futbolísticas no eran lo que quería Mielke, al menos no es lo que quería para Dresden.
En 1954, el jefe de la Stasi decretó que los jugadores del Dynamo Dresden debían ser transferidos al recientemente conformado Dyanmo Berlín.
Pero el hecho de que el equipo de la Stasi en Dresden se volviera el equipo de la Stasi en Berlín no pasó desapercibido entre los seguidores del fútbol alemán, y las relaciones con hinchadas rivales serían complicadas.
En Berlín ya existía un club, el FC Union Berlin, que todavía está vigente.
Cuando los dos equipos se enfrentaban, la frase “partido peleado” no le hace justicia a la tensión en el estadio.
El canto de la hinchada del FC Union Berlin era “Wir wollen keine Stasi schweine”, o “¡No queremos cerdos de la Stasi!”.
En un juego, los asientos fueron arranchados de las gradas y el estadio del Dynamo Berlin destrozado.
Revancha tardía
Tener al jefe de la Stasi como jefe del equipo tampoco era fácil para los jugadores.
Claro que ellos tenían sus privilegios por ser los elegidos.
Pero un asesino en serie como hincha número uno tiene sus problemas, además de sus ventajas.
En 2006, cuando el club celebró sus seis décadas con el fútbol, el exjugador Christian Backs contó que poco antes se había lesionado el tobillo y terminó sentado en las gradas al lado de Mielke. Excepto que no puedo estar sentado por mucho tiempo.
El jefe de la Stasi estaba tan contento con su equipo que saltaba para alentar cada jugada. Todos sus aduladores se vieron obligados a hacer lo mismo y Backs no podía hacer lo contrario.
¿Qué clase de impresión de deslealtad iba a dar Backs si permanecía sentado cuando el jefe de la policía secreta estaba parado?
El jugador optó por lo seguro y se levantó a pesar de su lesión. Pasó gran parte del partido con dolor.
Pero si era duro para los jugadores del Dynamo Berlin, ¿cómo habrá sido para los rivales? Querían hacerle un buen partido al equipo de la Stasi pero deben haberlo pensado dos veces.
Desde la unificación alemana, el Berlin Dyanmo ha languidecido, jugando en las divisiones inferiores de la liga alemana.
El FC Union Berlin -o como se lo llama a veces el Eisern Union o Unión de Hierro- está cada vez más fuerte.