Mucho antes del polémico fichaje de Neymar, Sandro Rosell fue involucrado en dudosos negocios. El ex presidente del Barcelona, que hoy renunció, puede ser condenado a ocho años de prisión en Brasil.
Rosell está siendo investigado por la fiscalía brasileña por presunto fraude en dos casos. El primero tiene que ver con un amistoso que él promovió entre Portugal y Brasil en 2008. El directivo se habría “beneficiado de contratos sin adjudicación”, según publica el diario “AS”.
En el segundo caso tiene que ver con su relación cercana con el ex presidente de la Federación Brasileña de Fútbol (CBF), Ricardo Teixeira. Por cada amistoso que pactaba, Rosell habría cobrado una parte. Este dinero “lo desviaba”, según “AS”, a empresas a su nombre con sede en EE.UU y Andorra.
Estos no eran los únicos negocios en los que estaba metido el ahora ex presidente del equipo culé. También habría sido socio de Ana Wigand, mujer de Texeira. Con ella habría estado involucrado en la “compra y venta de dos locales comerciales en Río valorizados en nada menos que 2.4 millones de euros”, informa el diario español en su web.