Una amplia sonrisa se expande por la cara del argentino Sergio Agüero cuando se queda mirando el campo de juego en el que ha escrito páginas de la historia reciente del Manchester City, club al que llegó en 2007.
Por la ventana el cielo no es azul. Es una tarde nublada, típica del noroeste de Inglaterra. Pese al inclemente clima, el pequeño gigante futbolista de Buenos Aires parece sentirse en su casa.Su equipo pasa por un momento difícil en la temporada que no parece afectarlo. Por lo menos en cuanto a su juego se refiere.El City fue eliminado en la Copa de la Liga, está contra las cuerdas en la Liga de Campeones y a ocho puntos del Chelsea en la Liga Premier, pero Agüero es el máximo goleador del campeonato con 12 tantos de un total de 14 en la temporada.De hecho, el “Kun”, como se le conoce, es el delantero con mejor promedio de acierto en toda la historia de la Liga Premier, superando a otros goleadores legendarios como el francés Thierry Henry, el uruguayo Luis Suárez o el inglés Alan Shearer.“Estoy muy contento aquí”, afirma. “Encuentro que es una vida muy tranquila, muy diferente a cuando jugué en España. Lo único que extraño es mi hijo, mi familia y mis amigos”.
Al otro lado del AtlánticoSu presente está a miles de kilómetros de distancia del campo de tierra en el distrito de Los Eucaliptos de Buenos Aires donde dio sus primeros toques al balón.Durante la entrevista está acompañado por el pequeño Benjamín, su hijo de 5 años, nieto de Diego Armando Maradona y ahijado de Lionel Messi.
El encuentro es con motivo del lanzamiento de la edición en inglés de su libro que en español se publicó con bajo el título “Mi historia”, que reseña su paso desde Argentina hasta convertirse en una de las estrellas del firmamento europeo.“El tiempo ha pasado pero mi amor por el juego es igual al que sentía de niño”, admitió.“En el barrio en el que viví de chico había un campo de fútbol justo al lado de mi casa”, comenzó recordando. “Fue algo muy raro e inusual que sólo tenía que salir de mi casa y la cancha estaba justo allí para mí para jugar a la pelota”.“Siempre me ha gustado el fútbol. El hecho de que esté aquí creo que se debe a todo el esfuerzo que le he puesto y a todo el tiempo que pase a los cinco años pegándole a la pelota”.
“Me rompieron la clavícula”A la familia de Agüero, como a la de muchos otros futbolistas en Sudamérica, no le sobraba el dinero. Su barrio era conocido como “La cueva de las víboras” y su casa estaba rodeada de calles de tierra, de polvo en el verano y lodo en el invierno. La vía de asfalto más cercana estaba a 400 metros.
No había lujos en una vivienda que tenía techo de metal, suelo de cemento y un armario improvisado de ladrillos y madera.Su llegada al mundo tampoco fue sencilla.“Iba a ser un parto difícil para mi madre y los doctores decidieron que para que fuera posible tendrían que quebrarme la clavícula”, contó Agüero.“Y eso fue lo ocurrió y tuve que estar en el hospital dos meses hasta que mi hueso se soldase. Después pude ir a casa”.Nació el “Kun”El padre de Agüero, Leo, fue un talentoso futbolista, pero a los 27 años abandonó el balón para dedicarse a su hijo.
“Me llevaba a todos lados, de un campo a otro. Me parecía normal entonces, tenerlo siempre a mi lado. Pero ahora que soy mayor me doy cuenta que no todos los padres pudieron hacer lo que él hizo. Yo tuve la suerte que él nunca tuvo”, agradeció el “Kun”.
Fue de muy pequeño cuando apareció su apodo, inspirado en una caricatura japonesa llamada “Kum Kum”. La letra del final cambió, pero el sobrenombre se ha mantenido durante toda su vida.
Cuando tenía nueve años comenzó a jugar por Independiente, uno de los clubes más laureados de Argentina, y a los 15 se convirtió en el jugador más joven en debutar en la primera división del fútbol argentino, superando el récord de Maradona.
Su debut repercutió a kilómetros de distancia, en Barcelona, donde otro jugador argentino buscaba abrirse paso en el mundo del fútbol: Lionel Messi.“Puedo recordar claramente el primer día que vi al Kun, ese momento quedó grabado en mi memoria”, escribió Messi en el prólogo del libro de Agüero.“No sabía quién era ni sabía cómo se llamaba, ni mucho menos que lo iba a conocer en persona o que nos convertiríamos en grandes amigos”.Prolífica amistadLa amistad entre Messi y Agüero creció tanto dentro como fuera del campo y sus registros goleadores son impresionantes.El “Kun” anotó 23 goles en 54 partidos para Independiente, 75 goles en 175 encuentros para el Atlético de Madrid y ha agregado 64 en 82 partidos en la Premier para el Manchester City.
Su promedio de un gol cada 107,37 minutos desde que llegó al fútbol inglés supera claramente el registro de Thierry Henry, que lo consiguió uno cada 121,79 minutos.
Messi, quien ya es el máximo goleador del Barcelona, está a un tanto de ser el máximo artillero de la historia de la liga en España.Ambos compartieron habitación durante la concentración argentina en el mundial Sub20 en Holanda en 2005 donde quedaron campeones mundiales.“Nos llevamos bien y desde ese momento compartimos la habitación en las concentraciones”, dijo Agüero.“Kun” sumaría otro título juvenil en Canadá en 2007 y un año después se colgarían juntos la medalla de oro olímpica en Pekín.Cuando un preparador físico sugirió separarlos y darle una habitación a cada uno, Messi se opuso.ExplosiónAgüero no es sólo un jugador en Manchester. El ya forma parte de la ciudad, sale a pescar con su hijo a los lagos de la región y juega golf. También puede pasear por el centro sin ser molestado. El respeto es máximo para quien es considerado una leyenda viviente.
Se ganó ese estatus una tarde del 13 de mayo de 2012, cuando en una fracción de segundo, en el último suspiro de la liga de ese año, anotó el gol de la victoria sobre QPR que le dio a Manchester City su primer título en 44 años.
“Todas las veces que se menciona el nombre de QPR regresan todos los recuerdos de ese día”, reflexiona el delantero argentino. “Fue un momento histórico y para mí fue algo especial después de todos los años que había pasado jugando”.
¿Podrá superar el dramatismo de ese momento?“Sí, lo creo”, afirma con una sonrisa en su rostro. “Todavía soy muy joven y creo que uno siempre puede seguir mejorando año tras año”.
Uno de esos momentos estuvo cerca de llegar en la final de la Copa del Mundo de Brasil 2014, en la que Argentina perdió en el tiempo suplementario frente a Alemania.
Pese a la campaña albiceleste la contribución de Agüero fue mínima, afectado por una lesión.El delantero ya observa como en el horizonte se asoma a lo lejos la revancha, que llegará en cuatro años en Rusia.Pero antes prevalece el presente en Manchester.“Estoy muy contento aquí. El club y los aficionados me han tratado muy bien desde que llegué”, agradeció Agüero.
“Estoy en mi cuarta temporada y este lugar es como un hogar para mí. Me quedan otros cuatro años de contrato y mi plan es cumplirlo. Estoy muy contento de quedarme y seguir haciendo historia con este club. Es una gran experiencia”.
Antes de irse Sergio Agüero estrecha la mano de cada una de las personas en la habitación, dando las gracias en un inglés todavía falto de confianza. Su hijo Benjamín imita a su padre.“Es la luz de mi vida. Cuando miro sus ojos veo al niño que fuí y todo lo que falta por venir”, habló el papá que por un segundo dejó de ser futbolista.