El que tal vez sea el partido más emocionante en la historia de los mundiales se jugó hace 44 años. El 17 de junio de 1970, Alemania e Italia se enfrentaron en un partido que dejó a los italianos en la final del Mundial, pero que catapultó a Franz Beckenbauer a la categoría de ídolo.
Hoy Beckenbauer está peleado con la FIFA. Ha sido suspendido 90 días por negarse a declarar sobre el escándalo de supuestos sobornos que habrían dado la sede del Mundial de 2022 a Catar. Pero nada de eso importa cuando uno piensa en el 'Kaiser' con el hombro vendado en ese encuentro arbitrado por el peruano Arturo Yamasaki.
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Pese a la derrota, aquel día el hijo de un cartero Múnich se hizo ídolo. El encuentro había terminado 1-1 con un gol madrugador de Roberto Boninsegna (8') y otro sobre el ocaso, de Karl-Heinz Schnellinger (90'). Acababa de empezar el tiempo suplementario cuando el joven que había vengado a todo un país en los cuartos de final ante Inglaterra dio un toque rápido al balón para abrirse paso con su galopar elegante. Giacinto Facchetti, un lateral con cuerpo de toro que corría 100 metros en menos de 11 segundos, llegó tarde y lo embistió.
El futuro 'Kaiser' se revolvió en el césped y se puso de pie cogiéndose el hombro. Calmó a sus compañeros. Y decidió seguir para no dejar a su equipo con un hombre menos. Su equipo ya había hecho los dos cambios que por entonces, en la prehistoria del fútbol, permitía el reglamento. Y así, con un trapo haciendo las veces de venda, jugó.
Cinco minutos después, envalentonados por la muestra de valor de su compañero, Gerd Müller, el 'Torpedo', dinamitó las redes italianas. Otros cuatro más y Tarcisio Burgnich empataba el encuentro. A los 104 minutos de juego, Luigi Riva ponía a los italianos arriba y a los 110', Müller anotaba otra vez para el empate.
Pero el gasto había sido demasiado. Los alemanes corrían con uno menos pese a que el ídolo seguía jugando como mejor podía. A los 111' minutos de juego Gianni Rivera ponía el 3-2 definitivo.
“Me lesioné el hombro, no podia correr más. No servía para mucho. El problema es que no podían sustituirme, ya que habiamos hecho los dos cambios. Tenía que quedarme en el campo, aunque no aportaba mucho. Si hubiera podido jugar al 100%, quizas el partido habría tenido otro final, pero no se puede volver hacia atrás”, ha relatado el 'Kaiser' años después.
Y así es, aunque a veces solo querramos ver ese gesto de valor una y otra vez.