Juan Reynoso está en el momento más difícil de su carrera: dejar de ser el técnico peruano más exitoso en casa para hacerlo afuera, donde no existimos.
Campeón con Bolognesi, luego con la 'U' y finalmente dueño del 2015 con Melgar, la progresión del entrenador ha sido clave y en esencia, justa. Dejó de ser el técnico que se movía de club llevando con él un paquete a 5 o 6 jugadores iguales, para modificar esa costumbre y recibir elementos de otro perfil (Montaño el 2015, Hinostroza este). Uno veía en él cierta debilidad por los jugadores de fulbito de mesa: todos igualitos. El mismo entrenador que le dijo no a Donny en 2009, trabajó con Hernán todos estos meses y pudo convencerlo. Es un hecho que Reynoso dejó su disciplina militar para confiar en sus habilidades para la artesanía. El saldo fue un equipo menos predecible, menos de 1-0 y más hecho para jugar que solo para defender. Así fue campeón con Melgar, lejos. Y así camina al bicampeonato, también
Clasificado ya a la Copa Libertadores 2017, Juan Reynoso tiene cerca la opción del salto de calidad: pelear un puesto importante a ese nivel desde mejor elección de refuerzos. Presupuesto, hay. Plantel, también. La localía y la altura -Arequipa- es un lujo. Una misión así, a ese nivel, es el que uno espera para un técnico que ya cumplió todos los requisitos en casa y que, es necesario decirlo, hizo cero puntos en la Copa pasada y su experiencia en Cruz Azul B fue poco menos que discreta. Otro proyecto ya no le conviene. Su gran deuda es afuera. Aquí, aunque lo nieguen sus enemigos, ya la pagó.
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