DAVID HIDALGO JIMÉNEZ @DavidsCreator Redacción online
Cada vez que Manuel Burga es arrinconado con algún proceso judicial o es sancionado por alguna autoridad deportiva, realiza la misma amenaza que apunta hacia una posible desafiliación del fútbol peruano de la FIFA [Perú quedaría ‘borrado’ del fútbol mundial] aludiendo una intromisión gubernamental en la Federación Peruana de Fútbol (FPF). Esta vez no es la excepción. En la Videna no resulta difícil levantar el teléfono y llamar a las oficinas de Joseph Blatter para solicitar ayuda.
Desde ayer, tras una acusación del Ministerio Público, Manuel Burga deberá afrontar un proceso penal por “fraude” contra la FPF. La esperada réplica del titular de la FPF fue la siguiente: “Esos cargos ya han prescrito, ya vencieron. Por el mismo hecho no me pueden juzgar dos veces, pero cuando vengan las desgracias no me echen la culpa, por si acaso“.
La respuesta de Burga alude a dos temas: 1. En el 2006 el Consejo Superior de Justicia del IPD inhabilitó por cinco años a Manuel Burga y a su directorio de la FPF por no haber adecuado sus estatutos a la Ley del Deporte. Burga advirtió que la FIFA podría intervenir si el Estado no dejaba de presionar a la FPF. 2. En el 2008 la FIFA amenazó al Perú con desafiliarlo por considerar esta medida y otras más contra el titular de la FPF como una injerencia gubernamental. Nuestro país fue suspendido, pero un mes después se levantó el castigo y Burga se salió con la suya, siguió al frente de la federación.
Si bien la actitud de Manuel Burga se puede considerar como una reiterada y grosera extorsión en su única intención de permanecer en el sillón de la Videna, tampoco se puede perder de vista que esta situación que ya vivimos en el 2008 —la de haber sido amenazados de quedar fuera de la FIFA— generó más polvo e incomodidad que los resultados que espera el clamor popular: que no sea más presidente de la FPF.
Coincidentemente esto ocurre cada vez que el cuestionado dirigente suma otro fracaso con la selección peruana en las Eliminatorias mundialistas. En sus once años de mandato ya sumó tres.
Lo que se debe calibrar realmente es hasta qué punto el accionar del Ministerio Público o la Corte Superior de Justicia de Lima están motivados por hacer respetar la Ley y no por afanes de notoriedad en un momento en el que todas las balas apuntan hacia el mandamás de la Federación Peruana de Fútbol.