Si como jugador Chemo del Solar era hábil con la posesión del balón, como técnico ha perdido todo el control. Después de correr más de treinta metros, el entrenador de Sporting Cristal le increpó a Renzo Garcés no seguir sus indicaciones en el partido ante Ayacucho FC. El defensor, con 20 años, solo caminó en silencio al camerino, mientras que Chemo era calmado por ‘Piqui’ Cazulo para que el papelón no sea peor. La nota tuvo más de veinte mil visitas en la web de este diario. Lo vimos todos, es inútil negarlo o justificarlo. Horas después, por la noche del domingo, un Del Solar totalmente desencajado pedía disculpas en un video subido a las redes sociales del club. Oportuno, pero después de esta goleada vergonzosa ante The Strongest la sensación es que con ese mea culpa no alcanza. El liderazgo de Chemo en el Sporting hoy es de cristal.
El desempeño de Del Solar hoy no solo debe cuestionarse por cómo juega el club celeste (no hay funcionamiento y eso quizá pueda justificarse porque recién estamos en el primer tercio de la temporada), hay algo extra para reflexionar. Para coquetear con el éxito, un técnico de fútbol también debe ser un líder positivo, convence a su plantel, hace que los jugadores a pesar de sus limitaciones se “maten” por él. Ejemplos hay muchos: desde el Leicester de Ranieri (sin contar lo que ocurrió este año) hasta el Atlético de Madrid de Simeone. La desorientacion de Chemo ha quedado marcada por el hecho del domingo: le gritó a uno de los más jóvenes del plantel (y a un refuerzo que él mismo se entercó en pedir).
Un capítulo aparte es revisar lo netamente futbolístico: Cristal ha entrado en un trance negativo de rendimiento, sobre todo en defensa. Y también es verdad que a pesar que el rival fue boliviano, es hasta previsible que un equipo peruano sufra cada vez que le toque medirse en un torneo internacional. The Strongest, hay que decirlo, también es producto de un trabajo serio con un técnico estudioso como el venezolano Farías. No hay que ser mezquino con eso, ni con esa obligación a viajar a La Paz un día antes de lo previsto por disposición de la Conmebol. Todo eso es cierto, pero la situación se agrava hasta un 5-1 cuando el plantel no tiene ni siquiera el soporte anímico para sostenerse ante la adversidad.
-¿Técnico de “Raza”?-
Hace cinco años, Sporting Cristal emprendió un plan a largo plazo donde la meta no solo era el crecimiento desde lo futbolístico, sino también retomar las bases institucionales. Y para hacerlo había que fortalecer la marca. Se contrató a un técnico identificado con el club (Roberto Mosquera), se instauró “La Noche de la Raza Celeste” y el “Pase Celeste” y las tribunas comenzaron a poblarse hasta despertar la idea de construir un estadio más grande.
Hoy, el equipo de La Florida está dando unos pasos hacia atrás en ese emprendimiento. “Nos pidieron en la presentación que salgamos junto a Chemo para que no lo pifie la barra”, dijo entre bromas Jorge Soto, asistente técnico de Del Solar a inicios de temporada. Que haya llegado un entrenador que, a pesar del título del 2005, no terminó de conectar con los hinchas cerveceros también debería revisarse como variable al momento de analizar por qué las tribunas del Nacional no se llenaron en estos partidos que jugó Cristal en la Libertadores. Crecer como institución va más allá de cómo juega un equipo.
Es secreto a voces que desde La Florida está rondando la posibilidad de una venta del club para finales de año y que hay tres grupos de inversionistas que están dentro de los mejores postores. En medio de esa inestabilidad e incertidumbre, poco ayuda que el plantel de fútbol esté liderado por un técnico que, en lugar de transmitir tranquilidad, salga a gritarle a un jugador. El plantel celeste debe estar más unido que nunca y reconciliarse con su hinchada en un año donde lo más probable es que todo comience de cero con nuevos accionistas. Desde la prensa no estamos para pedir que se saque a tal o cual técnico. Solo podemos hacer un registro de la realidad. Y esta nos dice que en el Sporting deben revisar sus decisiones porque Chemo, al parecer, no ha aprendido muchas lecciones. Con 50 años, ahora es el técnico que se mete a la cancha.