Después de una semana en la que se ha hablado de todo, menos de fútbol, hoy se conocerá al campeón de la Liga 1. Al fin.
Alianza Lima necesita un resultado hazañoso para ganar el título. A pesar del catastrófico resultado sufrido en Juliaca, tiene las armas suficientes para por lo menos forzar una prórroga. A su contundencia ofensiva le suma dos aspectos imposibles de dejar de lado: el apoyo de su gente (que hoy repletará su estadio) y las dotes de estratega de Pablo Bengoechea, un tipo pragmático y con cabeza fría al momento de plantear los partidos.
Al frente tendrá a Binacional, la sensación del año, al equipo que pasó de ser mirado por encima del hombro a una hermosa sorpresa. El cuadro que a pesar de la terrible desgracia que tuvo que afrontar antes del partido de ida, cuenta en el banco con un entrenador experimentado, que ha vivido los momentos buenos y malos del fútbol.
Con tino, Roberto Mosquera ha mantenido a su equipo lejos del barullo extrafutbolístico encendido por la dirigencia aliancista. Ha estado fuera de todas las disputas absurdas que enrareciero la semana. Esa tranquilidad es un punto a favor frente al clima de guerra que seguramente impondrán los íntimos desde el minuto 1, en la tribuna y sobre el verde.
Hoy hablemos solo de fútbol, por favor. Y que gane el mejor.