Era el año 2007. Claudio Pizarro acababa de anotar 100 goles con el Bayern Múnich. Sin embargo, el club anunció que el delantero no continuaría en el equipo. Su lugar ya estaba bien resguardado por el holandés Roy Makaay, goleador del equipo bávaro. Se especuló mucho sobre su salida del cuadro bávaro. Inclusive, al borde de los 30 años, se hablaba de un fin adelantado en la carrera del jugador que había bombardeado de goles a Alemania. Pero Pizarro sorprendió a todos. Una mañana del mismo año fue anunciado como refuerzo del Chelsea de José Mourinho. El portugués había llegado dos años antes al equipo luego de ganar la Champions con el Porto de su país.
La noticia fue un baldazo de agua fría para sus críticos. A los 29 años, Pizarro estaba más vivo que nunca para el fútbol. Llegaba al campeón de la Premier con 176 goles en su mochila. Cuando todos pensaban que este iría a algún equipo de menor categoría que el Bayern, terminó posando junto a ‘Mou’ con la número 14 y nuevo look: había dejado el pelo largo y ahora llevaba el pelo muy corto. El único que supo del interés de los ‘blues’ por Claudio fue Solano. Este contó que un día contestó su teléfono celular y era Mourinho quien le hablaba. Le preguntó por Pizarro, ‘Ñol’ le dio buenas referencias y el fichaje se dio unas semanas más tarde. Pizarro firmó por cuatro temporadas. Aunque se iría antes de tiempo.
En su primer partido en la Premier con la camiseta del equipo que era considerado el más rico del mundo, Pizarro anotó un gol. Se fue feliz del estadio. Chelsea ganó 3-2 al Birmingham y Claudio, seguramente, no pudo dormir esa noche. El tiempo pasó, los partidos iban y venían, y Pizarro ya no jugaba. O lo hacía muy poco. De hecho, solo anotó dos goles en 31 partidos. Por ese motivo fue considerado entre los peores fichajes de la Premier por el portal “Goal.com”. Luego Mourinho se fue al Inter y el israelí Avram Grant quedó como técnico del equipo. Este trajo a Nicolás Anelka y Pizarro pasó al olvido. Su aporte era mínimo.
El 21 de mayo del 2008 fue un día especial para Pizarro. Aquella noche en Moscú, en el estadio Olímpico Luzhniki, Chelsea disputó la final de la Champions ante el Manchester United de Ferguson. El ‘Bombardero’, que no era del agrado del DT, no fue tomado en cuenta para este partido. Ni siquiera salió en la lista de convocados. El peruano vio el partido en terno y con una casaca gigante para el inclemente frío ruso. Desde la tribuna vio a Cristiano fallar un penal. Pero fue también testigo de cómo Terry erró el lanzamiento del título. Pizarro pasó de la gloria a la pena. Chelsea cayó 6-5 ante los ‘red devils’ y Claudio solo pudo consolar al francés Anelka, quien remató a las manos de Van der Saar. Tres meses más tarde, en agosto, Pizarro fue prestado al Bremen. Allí se convertiría en ídolo para volver al Bayern en el 2013. Hoy tiene una chance de cobrarse la revancha. Será este sábado ante el Dortmund. Pero, ¿aparecerá en lista? Todos los peruanos esperan que juegue al menos unos minutos.