Una semifinal más que intensa en baloncesto en los Juegos Olímpicos. Estados Unidos se enfrento a Australia y consiguió derrotarlo con un resultado de 97 puntos a 78 en Tokio 2020. Tras este resultado, el conjunto estadounidense deberá esperar al ganador de las otras ‘semis’ donde chocarán Eslovenia vs Francia.
Estados Unidos superó su desconcierto ante una primera mitad deslumbrante de la Selección de Australia. Los dos primeros cuartos fueron claramente para los australianos; sin embargo, lograron recuperarse en el tercero por el objetivo que le trajo a Tokio 2020: la final por el oro de los Juegos Olímpicos.
Como España en el duelo de cuartos de final, Australia llegó realmente a inquietar a las estrellas norteamericanas, secando su acierto triplista en un inicio en el que llegó a ganar de 13 puntos, pero el conjunto dirigido por Gregg Popovich recompuso su figura antes del descanso, y arrasó tras el intermedio.
A pesar de la buena participación australiana, tras la recuperación de los americano, no tuvieron más oportunidad. Kevin Durant volvió a ser el espíritu de esta selección anotando 23 puntos, 9 rebotes, Devin Booker sus piernas para correr a campo abierto (20) y Jrue Holiday sus manos para recuperar el tono defensivo perdido en la primera mitad.
Australia empezó siendo intensa en defensa, provocando cinco pérdidas americanas en los primeros diez minutos, y no fallando sus opciones. Un triple de Exum, una carrera de Mills y un mate de Nic Kay iniciaron su escapada (10-18, min. 6). Los ‘Boomers’ habían conseguido secar el maná de los triples estadounidenses, que no anotaron ninguno de sus seis intentos en el primer cuarto, así como acertar 4 de los 6 que dispusieron (67%) y provocar cinco pérdidas americanas en diez minutos, bagaje suficiente para ganar 18-24 al final del primer cuarto.
Sin embargo, Estados Unidos se recompuso, Booker abrió la veda y le siguió Jayson Tatum. Durant y Holiday continuaron el esfuerzo para reducir la renta oceánica: 42-45.
Holiday terminó el trabajo de la remontada nada más arrancar el tercer parcial, y comenzó un nuevo partido. Como ante España, el conjunto estadounidense ajustó su defensa, Durant se erigió en líder anotando de dos y de tres ante una Australia ya desbordada.
Kay y Joe Ingles trataron de reanimar a un equipo que se veía superado, que ya permitía a los estadounidenses correr a campo abierto. Zach LaVine se colgaba justo antes del final del tercer cuarto, que acababa con un 74-53 que sonaba a pasaporte en la final. A partir de entonces, Estados Unidos ya estuvo cómodo, reboteó y controló el partido.