El nuevo monarca mundial es el chino Ding Liren, un ajedrecista de 30 años y meteórica carrera que acaba de lograr el cetro de campeón del mundo absoluto. Además del título, Ding recibirá 1,1 millones de euros por su victoria, mientras que su rival, el ruso Nepomniachtchi recibirá 900.000 euros. Son los lujos que se permiten en el deporte ciencia hoy. Para alcanzar este triunfo, en varios pasajes del match gravitó el factor “suerte“, eso que dicen siempre acompaña a los campeones. Liren quizá sea considerado en china un héroe irreductible, un ejemplo perfecto de la importancia de poseer la capacidad de resiliencia, ya que durante el desarrollo del match estuvo con el puntaje siempre en contra.
Hoy él es el flamante campeón, aunque para el ámbito ajedrecístico mundial todos reconocen que el excampeón noruego Magnus Carlsen sigue siendo el número 1 del mundo, quien, al negarse a defender su título, brindó la oportunidad para que por primera vez en la historia Ding Liren logre el máximo galardón. Venció al ruso Ian Nepomniachtchi -tenía que ser un ruso- en el reciente finalizado campeonato mundial de ajedrez.
Los pronósticos apuntaban a que el ruso Ian Nepomniachtchi sería el nuevo campeón, pero la partida número 12 fue determinante en la derrota del ruso, pues no solo significó para Nepo perder una partida en la que estaba en mejor posición, lo que afectó ostensiblemente la moral del ruso, sino que a esto se sumó la andanada de comentarios negativos que tuvo que soportar desde Rusia por firmar un manifiesto contrario a la invasión de Ucrania, al extremo de que el mismo presidente de la Federación rusa, Anderi Filatov se refirió a Nepo como un “mono con una granada de mano”.
En otros países, quizá no en el Perú, el ajedrez es así de influyente.
Por primera vez en sus más de quince siglos de historia documentada y después de 137 años, desde el primer campeonato mundial oficial disputado en 1886, la corona del nuevo rey se ceñirá sobre un ajedrecista chino. La consagración del joven Ding Liren, de 30 años, referente de la Escuela China de Ajedrez se trata de un cambio de paradigma y del comienzo de una nueva Era en el milenario juego. El chino Liren, N°3 del mundo, se impuso al ruso Ian Nepomniachtchi, N°2 y de 32 años, por 2,5 a 1,5 tras los cuatro juegos en el desempate de partidas rápidas llevado a cabo este domingo en el hotel St. Regis Astana, en Nur- Sultan -desde 2019 capital de Kazajistán-. El chino es el 21° campeón mundial oficial de esta actividad.
No se puede desconocer los avances de la representación de China, que viene liderando el ajedrez femenino, desde los noventas en que Xie Jun logró alcanzar el máximo galardón, un triunfo que que se ha repetido durante los últimos años. El ajedrez femenino de China también logró alcanzar el campeonato olímpico de ajedrez en 2014 y en el 2018.
Suceder en el trono al mito Magnus Carlsen va a ser muy difícil, por lo que se vio en este último campeonato mundial. No se puede desconocer el desarrollo ajedrecístico que ha experimentado China en los últimos años. Sin embargo, los pronósticos estadísticos nos indicaban que cualquiera podía alcanzar el campeonato, porque de 13 partidas de ajedrez que han jugado ‘Nepo’ contra Ding Liren, el ruso ganó tres, perdió dos y empataron ocho y por primera vez en la historia del ajedrez un chino alcanzó el título, pero ha sido un enfrentamiento donde ambos jugadores cometieron errores.
Ante tantos errores y jugadas apresuradas, no podríamos dejar de mencionar las declaraciones de Gary Kimovich Kaspárov en la retrasmisión de Saint Louis Chess Club, antes del campeonato mundial, quien dijo: “Difícilmente puedo llamarlo un partido por el Campeonato Mundial. Para mí, el partido por el Campeonato Mundial debería incluir al jugador más fuerte del planeta, y este partido no. No estoy aquí para comentar sobre la decisión de Magnus, pero es una especie de evento amputado. Tengo mi propia historia con la FIDE, por eso no voy a cambiar mi opinión sobre los campeonatos de la FIDE. Es una pena que Magnus no esté allí y, naturalmente, el partido entre Nepo y Ding es un gran espectáculo de todos modos, pero no es un partido por el Campeonato Mundial”.
*Carlos Maury, el autor de la nota, es docente UPC y miembro de la Fundación Kasparov.
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