Tras varias semanas de tener la agenda complicada don Carlos, un tiffosi recalcitrante que tuvo la suerte de ver a sus veintitantos los títulos de Niki Lauda con Ferrari, encontró la tranquilidad para ver el reinicio de la temporada en Spa. Un circuito legendario, que existe desde 1920, y donde las buenas costumbres aún se conservan. Un trazado lejano a las cada vez más recurrentes propuestas callejeras que hoy toman el calendario.
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Parecía una gran carrera para reengancharse: un trazado memorable y su escudería de siempre. Sin embargo, don Carlos nunca esperó ver una de las jornadas más escalofriantes del 2022. Una prueba donde no solamente Verstappen estuvo intratable, logrando en solo doce giros pasar de la decimocuarta posición a la punta, sino que Ferrari se mostró como un amateurismo irrespetuoso con su linaje.
El cambio del motor del monoplaza de Leclerc fue una apuesta inocua tomando en cuenta que si bien ganaban en velocidad de recarga al no trabajar sobre la configuración del vehículo con este nuevo componente perdió equilibrio, carga aerodinámica y se comía las llantas. Es claro que Ferrari no está en condiciones de poner un auto competitivo en el río asfáltico y que sus ingenieros este año son incapaces hasta en decidir qué caucho montar a uno de sus pilotos en las detenciones. Nadie puede dudar que Leclerc tiene talento, pero los números lo están matando en una temporada que inició como candidato y hoy vive en la zona de excusas recurrentes. Ya en el pasado, en Ferrari, le había pasado lo mismo a Alain Prost, Jean Alesi, Gerard Berger, Ivan Capelli, Nigel Mansell, Fernando Alonso y Sebastian Vettel. Pilotos con más palmarés pero que vivieron la misma frustración.
El problema de Sainz en boxes...
Cuando se tiene un auto lento o no hay presupuesto las derrotas se digieren con mayor facilidad. El problema es que Ferrari no tiene estas excusas y desde afuera pareciera que todo pasa por Binotto quien ya confirmó que el mal resultado de Bélgica no ha sido consecuencia del porpoising. Y si bien se premia la honestidad, por otro lado enerva su falta de reacción en un escenario donde es evidente que la distancia que existía antes de la pausa entre Ferrari y Red Bull se ha dilatado escalofriantemente. Hoy toca Zandvoort, donde Verstappen corre de local, y la próxima semana Monza, donde Ferrari hace lo propio frente a los suyos. Dos jornadas emocionalmente vitales para el campeonato en la medida que Ferrari tenga con qué competir. Por lo pronto así uno busque no hay dónde darles el beneficio de la duda. Ni don Carlos que será muy fanático de Ferrari, pero sabe que haciendo lo mismo nunca se consiguen resultados distintos.
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