Egos, convicciones, pensamientos, decisiones. No es fácil lidiar con tantos factores dentro de un vestuario cuando el entrenador no puede convencer a los jugadores durante una temporada. Y la paciencia no es la mayor virtud de los directivos en la NBA, si no funciona un proyecto, se suele cambiar al coach antes que iniciar una reconstrucción del plantel. Es por ello que asombra la capacidad de Jason Kidd para alinear a Dallas Mavericks bajo una sola idea y responder al liderazgo de Luka Doncic en la cancha en solo una temporada. Estos Mavs son muy distintos a los de la temporada pasada, puesto que han mutado de un buen equipo a uno que aspira a llegar muy lejos en los PlayOffs. Hubo muchas claves, pero resaltan tres argumentos que los llevaron a vivir este buen presente en la mejor liga de baloncesto del mundo.
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El liderazgo de Kidd y la relación con Doncic
Antes de comenzar la temporada, en el media day, le pude consultar a Jason Kidd por sus expectativas de la temporada y lo que espera de Luka Doncic. El nuevo entrenador de Mavericks dijo lo siguiente: “Esto muy emocionado por comenzar este nuevo proyecto. Primero, quiero que el equipo encuentre su identidad. Trabajaremos mucho en ello, siendo sinceros y buscando lo mejor para el equipo. Sobre Luka no hay mucho que descubrir, estoy feliz de poder dirigir a uno de los mejores talentos de la NBA. Será un lindo reto poder congeniar y sacar lo mejor a nuestra relación como entrenador y jugador”.
Para los que no lo saben, Kidd fue el armador del último equipo que salió campeón en Mavericks, en la temporada 2011. Según lo han podido contar los más cercanos a dicho plantel, la relación del coach Rick Carlisle con Kidd fue clave, por lo que Jason siempre tuvo ese objetivo con Doncic. Y lo ha logrado. El base esloveno me contó a inicios de temporada que “buscaba mejorar bajo las órdenes de Kidd, a quien admira mucho por su capacidad para pasar el balón”. Para ser sincero, Luka pasa mejor la pelota, pero Kidd ha sacado su mejor versión, lo ha convertido en un armador que puede jugar y defender en las cinco posiciones, animándolo a que brinde su mayor esfuerzo en la defensa y que consiga agregar más movimientos a su arsenal ofensivo.
Doncic no es la persona más extrovertida del mundo, de hecho, en conferencia de prensa no declara demasiado. Luka no brinda titulares ni viste un atuendo demasiado llamativo, pero dentro de la cancha puede dominar a quien se le ponga al frente. Y esto ha sido canalizado por Jason Kidd, quien lo ha guiado para mejorar en un aspecto fundamental: la confianza en sus compañeros. No es casualidad que el entrenador alabe a su armador en las conferencias de prensa sobre este aspecto. En el pasado, Doncic no pasaba el balón en momentos clave, eso cambió para esta temporada, puesto que hemos visto a Dorian Finney-Smith, Jalen Brunson o Spencer Dinwiddie tomar los tiros ganadores. Esa es toda de Jason Kidd, sin su liderazgo, nunca hubiese convencido a Luka de compartir la responsabilidad en el momento más importante del juego.
Otro gran cambio radica en la defensa. Impacta ver a Doncic rotar y quedar mano a mano con el pívot del cuadro rival. No se amilana, lucha y gana rebotes, a pesar de que ello desgaste. A mitad de temporada le pregunté a Kidd por eso: “Hay jugadores que tiene mucho potencial en algún costado de la cancha y nadie se los pide. Yo se lo solicité a Luka. Le dije que debía defender a gran nivel y se comprometió a hacerlo. Como casi todo lo que hace en la cancha, dio un paso al frente y demostró que puede ser un defensor de élite. El siguiente paso es lo que puedan reconocer en algún quinteto defensivo de la temporada, pero eso vendrá con el tiempo”.
¿Por qué Jason Kidd pudo convencer a Doncic? Porque se ganó su respeto y lo invitó a participar de las decisiones. Desde el primer día, Kidd le hizo entender su rol en el equipo. Y es bidireccional, Luka es un talento generacional que respeta a Kidd por lo que hizo en la cancha y por las formas en las que ha conseguido llegar al equipo. En el vestuario de Mavericks están convencidos del proyecto del coach Kidd, Luka también se encuentra en ese barco, es por ello que existe tan buena química y una relación muy buena entre ambos.
Porzingis out
Kristaps Porzingis llegó la temporada 2019-20 con el cartel de ser la co-estrella del equipo junto a Luka Doncic. El letón tuvo buenos momentos en Mavericks; sin embargo, nunca pudo establecerse como un jugador fiable debido a su salud, puesto que lidió con demasiadas lesiones que le impidieron jugar palmo a palmo con Doncic en los momentos cruciales de la temporada.
Pese a que Jason Kidd quiso tenerlo, la primera mitad de la temporada fue más de lo mismo: no se sabía con certeza si podrían contar con Porzingis en los momentos clave. Ante ello, el coach tomó una decisión importante: lo traspasaron a Wizards a cambio de Dāvis Bertāns y Spencer Dinwiddie a mitad de temporada. A priori, pensé que el ganador del trade fue el equipo de Washington, pero el tiempo le dio la razón a Kidd, puesto que KP no ha podido disputar varios partidos por lesión con Wizards, mientras que Spencer y Davis han estado activos, teniendo minutos considerables en Mavericks.
Esto no alteró en nada la química que se había construido en Dallas. Jason Kidd supo manejar con maestría y armó una nueva distribución de minutos para la rotación. Los resultados son más que positivos, ya que a falta de un partido para terminar la temporada regular, Dallas aún puede quedar en tercer lugar. Hay que destacar que aseguraron la ventaja de la localía en la primera ronda de PlayOffs, un hecho que no conseguían desde 2011, la última vez que fueron campeones.
Dorian, Jalen y Powell: el tridente detrás de Doncic que funciona a la perfección
Bajo este cimiento de la relación entre Kidd y Doncic, el entrenador ha sabido liderar y convencer a sus dirigidos. Antes de iniciar la temporada, había muchas dudas en torno a Dwight Powell y su continuidad en Mavericks. En la prensa se dijo que Mavericks necesitaba un pívot de calidad para acompañar a Luka; no obstante, Powell supo dar un paso adelante y hoy es titular indiscutible. El canadiense sabe que su rol ofensivo es limitado, pero compensa todo con esfuerzo, buena defensa y tiros en momentos cruciales. La confianza recibida del coach le ha permitido jugar todos los partidos de la temporada y conseguir un 66.8% en tiros de campo, la cifra más alta de su carrera.
Lo mismo sucedió con Jalen Brunson y Dorian Finney-Smith. El primero se ha convertido en el escudero de Luka Doncic. Jalen también recibió la confianza del coach Kidd para ser un factor clave durante toda la temporada: comenzó como reserva y en el último tiempo se ha erigido como titular. La versatilidad de Brunson le permite a Kidd diseñar esquemas sin Doncic, puesto que puede hacerse cargo del balón y conseguir puntos mientras Luka Descansa.
Por su parte, Dorian pasó de ser un 3&D para convertirse en un triplero de esquina muy eficaz. Ayer le consulté a Kidd por su crecimiento y respondió lo siguiente: “Es un gran jugador de baloncesto, así lo defino dentro del vestuario. Sabemos que es un gran defensor perimetral, pero queríamos que fuese más allá, que también contribuya en ataque. Y aceptó el reto, se enfocó en estar preparado y hablamos con Luka para que lo tenga presente en la esquina. Y ha dado resultado, es una de nuestras armas ofensivas más importantes y espero que siga así en PlayOffs”.
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