Ha pasado una semana del regreso de Perú a un Mundial y, mientras asimilamos esta nueva realidad y esperamos con ansias el sorteo del próximo viernes 1 de diciembre en Moscú, la selección sigue acumulando elogios a nivel internacional. La cara más visible para los medios de afuera, en especial los de Argentina, es la de Ricardo Gareca, el ex futbolista que nos eliminó en 1986 y como técnico nos devolvió a una Copa del Mundo.
El ‘Tigre’ regresó a su país antes de volar a Rusia para presenciar la suerte de Perú en la primera etapa de Mundial. Ni bien pisó suelo argentino, Gareca fue invitado por las cadenas ESPN y FOX Sports para charlar sobre la clasificación de la Blanquirroja. Todos querían tener al entrenador del momento y Ricardo, tan cortés como siempre, aceptó las invitaciones.
Estuvo en “90 Minutos de Fútbol”, programa conducido por el ‘Pollo’ Vignolo, y SportsCenter. Y más allá de las frases interesantes que dejó, causó admiración desde que apareció en pantalla. La misma que sentí al escucharlo y verlo. Hoy, Ricardo Gareca debe ser el mejor embajador que tiene el país y da orgullo verse representado por una persona como el argentino.
En momentos como este, en el que el ‘Tigre’ tiene la gloria en un bolsillo y al pueblo peruano en el otro, Gareca mantiene el discurso de perfil bajo, ese que tantos frutos le dio. No tiene espacio para revanchas, cuando tranquilamente podría hacerlo. Recordemos que en los momentos difíciles al inicio de las Eliminatorias, el seleccionador de 59 años soportó críticas que traspasaron los límites del fútbol y cayeron en la típica artimaña de hacer pública la cantidad de dinero que ganaba. Gareca no cayó en el juego y siguió trabajando, con las mismas ideas y frases que repitió hasta el cansancio desde su llegada y terminó por convencernos con el rendimiento de la selección. “Creo en el futbolista peruano”, fue una de ellas y quizás la que más comentarios ocasionó por relacionarla con la disciplina de los jugadores.
Y saliendo del rectángulo de juego, la humildad de Gareca es para alabar. En su paso por ESPN, el argentino comentó que nunca creyó en las concentraciones, sin embargo, al darse cuenta que aquí ese tema originaba problemas -“me hablaba el taxista, el empresario, el dirigente. Todos me decían que concentre”, confesó Gareca- decidió cambiar. Supo escuchar y eso es bastante en un medio como el nuestro.
El ejemplo de Gareca siguió cuando aseguró en FOX que para dirigir a Argentina tenía que llegar el “momento apropiado y estar sin trabajo”, de lo contrario imposible. Una respuesta muy diferente a la de Sampaoli, quien cuando lo buscaron de la AFA modificó sus convicciones en poco tiempo. Del “sería irresponsable dejar Sevilla” pasó al “mi sueño es dirigir a Argentina; siento que tengo que ir”.
Gareca nos dio una clasificación a Rusia impensada en las primeras fechas de las Eliminatorias de la mano del profesionalismo, ese que tanto reclamamos cuando llega algún extranjero al Perú a ganarse la vida. Valoremos al entrenador argentino, no solo por la actualidad sino por su mensaje sincero y coherente desde que salió del aeropuerto en marzo del 2015. Que alguien una a dos naciones –el presidente Macri lo llamó para felicitarlo- pinta de cuerpo entero la calidad de persona que es. Y hoy, el ‘Tigre’ es peruano.