Un gol, cero puntos en tres partidos, dos entrenadores en los últimos 8 meses. Los responsables de la eliminación de la selección peruana Sub 20 que compitió en el Sudamericano (derrotas ante Brasil, Colombia y Paraguay) no son los futbolistas, ni en primero, segundo o tercer orden. La respuesta a este nuevo proceso golpeado está en el escritorio, donde hay pistas que podrían resumirse en la polémica organización de la FPF: últimos de Conmebol en reintegrar el fútbol de menores post pandemia, un torneo de reservas regional que duró 4 meses, la presencia de escuelas de fútbol -con todas sus debilidades- como representantes de algunos clubes de provincias.
No se puede crecer así.
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Sin embargo, quedan los futbolistas. Los buenos, llegarán a Primera (recién). Los mejores, tentarán un sitio en la selección adulta. Sobre esto, un breve análisis de aquellos elementos que llegaron como figuras al equipo que hoy dirige Jaime Serna y que necesitan seguimiento: Catriel Cabellos, Arón Sánchez, Gonzalo Aguirre y Sebastien Pineau.
Catriel Cabellos
Era, en la previa, el futbolista a seguir. Su contrato en la Primera de Racing Club -el nuevo equipo de Paolo-, con solo 18 años, fue una noticia redonda para un medio que normalmente exporta un joven cada 2 años y regresa a los pocos meses. Con Roverano jugaba más de 6 que de 8, y ahora con Serna es más un enganche con libertades, lo que claramente lo expone por su físico y su soledad: este Perú Sub 20 no ha sido contundente en ataque. Contra Brasil remato una vez y ante Colombia dos veces. Me pregunto cuál es su posición real en el campo, o donde podría influir más y sospecho que de volante mixto. Digamos, el efecto Yotún. “Lo mejor de Perú es Catriel Cabellos -dice Víctor Zaferson, periodista y scouting. Está jugando más adelantado, detrás del punta. Pero necesita más compañía pues a veces quiere resolver solo y no decide bien”. Coincido. Sin embargo, y pensando en el futuro inmediato, Perú ha ganado un futbolista.
Arón Sánchez
Su riqueza individual es, a la vez, nuestra pobre colectiva: tiene 67 partidos en Primera División -juega en Cantolao-, por lejos, el jugador de mayor experiencia profesional de la selección. Carhuallanqui, por ejemplo, no debutó aún con la ‘U’. Pineau, el 9 de Alianza, jugó 3 minutos en 2022. Ungido como capitán, tiene don de mando y liderazgo sobre sus compañeros, pero aún algunas inocentadas propias de un muchacho sin las presiones de un club grande. El penal a Brasil, por ejemplo. Va muy bien en el juego aéreo ofensivo y defensivo y es, si miramos a los backs de casa -Guzmán de la ‘U’ o Chávez de SC- un hombre clave para sumarse a la competencia por el puesto en futuras selecciones. Christian Ramos fue al mundial 2005 con la banda y trece años después clasificó a Rusia 2028 como titular. En el medio, lo criticaron sin piedad. No cometamos el mismo error.
Gonzalo Aguirre
Un hallazgo. Tiene 19 años, es argentino de padres peruanos y juega en Nueva Chicago del Nacional B, donde es volante zurdo con ambición para el pase largo y panorama de juego. Más Yotun que Tapia, Aguirre ha sido titular en todos los partidos de la selección Sub 20 a partir de sacrificio de un mediocampo que es lo mejor de Perú en el Sudamericano. De los 7 partidos que jugó con la Blanquirroja, entre amistosos y oficiales, cuatro fue titular absoluto. “Aguirre -explica Zaferson- se formó en Huracán con Antonio Barijho. A ninguno, ni a él ni a Catriel le pesa la responsabilidad. El fútbol argentino forma, lejos, mejor que el peruano”. Su talla es otra ventaja, mide 1.79cm. Necesita corregir la agresividad -para que no se vuelva violencia- pero ahí está. Otro “Lapadula” para el equipo en este proceso que, según información que maneja Deporte Total, será impulsado directamente por Chemo del Solar y apoyado por el entrenador Juan Reynoso.
Sebastien Pineau
Víctima de la sequía. Damnificado de la ausencia de chances de gol. Pineau, el 9 que acaba de renovar Alianza hasta el 2024, no ha pateado una sola vez al arco, entre otras razones, por la falta de opciones reales para ejecutar. Porque si algo se ve en los compilados de YouTube donde lo llaman, con emoción, el Cavani peruano, es su capacidad para definir, por aire y tierra. Lanzarle la pelota para chocar con dos edificios por más de 40 minutos no es, salvo que alguien pruebe lo contrario, ayudarlo a mostrar lo que mejor sabe. El crecimiento de Pineau no pasará solamente por lo que juegue en este Sudamericano tan cuesta arriba, sino lo que pueda hacer en su club limeño, Alianza, donde hoy mismo es el tercer delantero.
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