Tyson Fury desató la furia de Deontay Wilder y visitó dos veces la lona en el Staples Center de Los Ángeles. Los jueces igual vieron empate y el estadounidense sigue siendo campeón de los pesos pesados del CMB.
El estadounidense Deontay Wilder retuvo este sábado su título de los pesos pesados por el Consejo Mundial de Boxeo (CMB) después de empatar ante el británico Tyson Fury tras 12 asaltos en el Staples Center de Los Ángeles.
Wilder derribó a su oponente en dos ocasiones pero se mostró errático durante toda la velada, conectando únicamente el 17% de sus golpes ante un contrincante que contragolpeó cuando quiso y a punto estuvo de llevarse el triunfo.
Con este resultado, ambos continúan invictos: Wilder tiene un récord de 40 victorias (39 de ellas por nocaut) y un empate, mientras Fury se queda con 27 triunfos (19 por KO) y una igualada.
Deontay Wilder ha esperado una década por la oportunidad de enfrentar a alguien de su propio tamaño.
Wilder (40-0, 39 nocauts) es el boxeador estadounidense de peso completo más consumado de su época, un súper atleta con una poderosa pegada y una racha temeraria. El medallista olímpico ha frenado a cada hombre que se ha parado en un cuadrilátero profesional con él, y tras su única victoria por decisión ganó la revancha por nocaut en el primer round.
Incluso el mismo Wilder, de 32 años, está de acuerdo en que nunca ha peleado contra alguien que se acerque a su estatura _no en cuanto a tamaño físico, sino en logros boxísticos_ hasta hace poco. Ha desarrollado su carrera con algunas deliberaciones confusas, tomándose su tiempo para aprender el deporte en el apenas se inició a los 20 años luego de dejar el fútbol americano y el básquetbol en su natal Alabama.
“Todos tienen su tiempo señalado”, dijo Wilder esta semana. “Mi tiempo es ahora”.
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Cuando Wilder suba al ring del Staples Center el sábado por la noche para defender su título del CMB ante el británico Tyson Fury (27-0, 19 nocauts), finalmente tendrá al rival adecuado en el escenario adecuado en el momento adecuado. Fury es el campeón lineal de la división, gracias a su inesperada victoria ante Wladimir Klitschko en 2015, y su combate con Wilder es probablemente el más trascendental del peso pesado desde entonces.
La atención que recibe la pelea es todo lo que Wilder ha anhelado durante años, incluso cuando sabía que no estaba listo.
“Una gran emoción recorre mi cuerpo en este momento”, señaló Wilder. “Estaba listo para esto hace 10 años. Sólo pasamos por el campamento de entrenamiento porque no queríamos quedarnos obsoletos. No lo necesitaba. He estado listo desde hace mucho tiempo”.
El estadounidense de dos metros (seis pies y 7 pulgadas) en realidad es el hombre pequeño en este combate contra Fury, de 2,05 metros, cuyo volumen eclipsa sus agilidad de pies y excelente técnica.
Tirar golpes hacia arriba es algo nuevo para Wilder, tanto dentro como fuera del cuadrilátero, pero no puede esperar a intentarlo.
“Esto me está acercando a mi objetivo de ser el único rostro, la única voz de la división de los pesos completos”, aseguró Wilder. “Estados Unidos necesitaba a un campeón de peso completo como yo por años. Este es mi tiempo”.
Wilder dio otro enorme paso hacia su meta final este año, cuando volvió de una caída tempranera para frenar al altamente apreciado Luis Ortiz en un entretenido final. Cuando el británico y campeón de tres títulos Anthony Joshua se rehusó a los avances que tenían este verano, Wilder acordó una pelea con el resurgido Fury, cuya carrera se encontró en medio del abuso de drogas y una depresión tras su victoria sobre Klitschko.
Fury tiene suficiente fama y éxito en el boxeo de Inglaterra para encajar favorablemente en el cuadrilátero con Wilder, y el nativo de Manchester ve este combate en términos muy diferentes.
“Wilder me necesita, no se equivoquen”, advirtió Fury. “Ha sido campeón desde 2015, ha hecho siete defensas, pero sigue siendo un desconocido. Así que, ¿qué necesitan hacer? Traer a un británico bocón, el mejor boxeador del mundo, y dejarlo que le dé una patada (en el trasero)”.