"La percepción de los riesgos en los últimos diez años ha ido cambiando”, sostiene Gerardo Herrera, director general de servicios de consultoría de Marsh para Latinoamérica y el Caribe.
El comentario alude a las conclusiones del Reporte Global de Riesgos 2020, que la gestora de seguros y riesgos realiza junto a la aseguradora global Zurich desde hace 15 años para el Foro Económico Global (WEF, por sus siglas en inglés).
Este año, por primera vez, el reporte, que recoge la percepción de 800 actores de gobiernos, sector privado y academia, pone en evidencia la preocupación reinante en torno a los riesgos climáticos y temas ambientales.
En efecto, como se observa en la infografía, el clima extremo, el fracaso en la acción climática, los desastres naturales, la pérdida de biodiversidad y los desastres naturales causados por el hombre encabezan la lista de riesgos percibidos como más probables. Y están entre los considerados como de mayor impacto, junto a las armas de destrucción masiva y la crisis del agua (que aunque de corte ambiental, es contemplada por el reporte como un riesgo social).
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El escalamiento de la importancia de las amenazas del sistema climático para el hombre no es casual. “La realidad es que cada vez la severidad de estos efectos naturales es mayor”, advierte y recuerda el paso del ciclón ‘María’ por Puerto Rico en el 2017 y los incendios incontrolables que azotaron Australia este verano. No se olvida de El Niño y La Niña en el Perú, cuya frecuencia está acelerándose, causando no solo daños, sino efectos económicos colaterales, como alteraciones en la biomasa de especies marinas.
“Hasta hace 7 y 8 años existía un riesgo que llamábamos ‘riesgo de cambio climático’, pero desapareció como riesgo, porque el cambio climático se convirtió en un hecho”, explica. Fue la materialización del riesgo lo que ha llevado a la industria de los seguros a caracterizarlos. De allí, la posibilidad de identificarlos y la oportunidad para afrontarlos.
Pero esta no es una tarea sencilla en un escenario geopolítico indefinido, que –como apunta Børge Brende, presidente del WEF- pone a prueba las viejas estructuras de alianzas y las instituciones. “La buena noticia es que la ventana de acción todavía está abierta, si no por mucho más tiempo”, advierte en el prefacio del reporte.
LA URGENCIA LOCAL
El mensaje está alineado al llamado del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 13 de las Naciones Unidas al 2030: tomar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos.
“Estos riesgos no discriminan por nivel de ingreso de los países ni por ubicación geográfica”, advierte Eduardo Morón, presidente de la Asociación Peruana de Empresas de Seguros (Apeseg) y apunta –en ese sentido– que gestionarlos requiere una acción colectiva global.
Desde el Perú, anota la urgencia de desplegar estrategias financieras para reducir la exposición. “Hoy un pequeño empresario afectado por un huaico que se lleva su negocio tiene como solución financiera esperar dos o tres años que el Estado lo ayude. El propio Estado se escandaliza del tamaño de su brecha de infraestructura, pero no asegura prácticamente nada [de la misma] frente a riesgos catastróficos”, opina.
De su lado, Javier Perla, gerente de negocios sostenibles de la consultora Libélula, confía que el reporte no será pasado por alto por los empresarios locales, considerando la vulnerabilidad del país a desastres naturales. “El WEF es una organización sólida y creíble, por lo que creo que muchas empresas peruanas harán una profunda reflexión a la luz de los resultados”, comenta. Después, hay que actuar y “agendar” los riesgos, subraya.
En eso coincide con Morón, que invita a los empresarios a involucrarse partiendo por identificarlos y presupuestar su gestión. Perla va más allá. “Hay que tener un equipo responsable, con recursos, con un plan de acción con metas claras, indicadores de desempeño y sistema de reporte”, suma y resalta que la hora del debate ya pasó. “Tenemos que tomar acción climática concreta”, afirma.
En ese sentido, en Perú2021 vuelven al reporte. “A pesar de la percepción de estos riesgos, la inacción climática es alta, lo cual también es un riesgo”, sostiene Micaela Rizo Patrón, gerente general de la organización. ¿Cómo aportar? Medir y compartir los resultados de las estrategias privadas de sostenibilidad ayudaría, toda vez que en julio próximo el Perú presentará ante la ONU el Informe Nacional Voluntario sobre la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Es hora de empezar.
DATOS
►Los riesgos cibernéticos sobre activos críticos han adquirido relevancia en los últimos cinco años, ante la carencia de un marco global de gobierno para el desarrollo de tecnología, apunta.
►Aunque no se ven como probables, las armas de destrucción masiva representan riesgos en tanto –de materializarse– cambiarían el curso de la sociedad global, explica.
►La pérdida de biodiversidad se ha acelerado: es de diez a cien veces mayor que el promedio de los últimos 10 millones de años, informa el reporte. Esto puede tener implicancias crícticas en el sistema de alimentación y salud.