El ministro Maurate, titular del MTPE, ha revivido la discusión sobre el sueldo mínimo en más de una oportunidad. Puso este tema en agenda, incluso, cuando Alex Contreras lideraba aún el MEF y la economía comenzaba a ver los primeros signos de recuperación. En ese momento, fueron justamente las condiciones económicas las que zanjaron la posibilidad de un alza, pero eso no detuvo al titular del ministerio de Trabajo. En julio, la presidenta Boluarte dijo que convocaría al Consejo Nacional de Trabajo (CNT) para consensuar un alza potencial del sueldo mínimo, en aras de que este aumento se de en el último trimestre del 2024.
Un mes después, en agosto, el titular del MTPE dijo que en octubre estaría listo el informe sobre el sueldo mínimo, y que este se discutiría en el pleno del CNT. “Ojalá que haya un milagro y tengamos acuerdo”, mencionó. Pero, la semana pasada concluyó dicha reunión sin ningún consenso. Y así, la decisión queda en manos del Ejecutivo, y específicamente en manos del ministro Maurate (el MEF no rige en esta temática).
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El proceso para discutir esta nueva alza fue el correcto. Sin embargo, pareciera más bien que el objetivo estaba definido hace meses, y que se ejecutará más allá de la forma. ¿Fue entonces la convocatoria al CNT una pérdida de tiempo o una suerte de pantomima para evitar observaciones posteriores? El diálogo es necesario y válido para decisiones como esta, pero por cómo se desarrollan los acontecimientos, quizá sería más útil de cara al futuro el plantear un nuevo y único objetivo para el CNT: institucionalizar la fórmula para futuras alzas del sueldo mínimo.
Bien haría el Ejecutivo al convocar nuevamente al CNT para tocar este tema antes de que sea publicado en El Peruano el decreto sobre la nueva RMV. Se trata de una discusión más álgida, complicada y larga. No se necesita un milagro, sino ingentes cantidades de voluntad por parte de todos los involucrados.
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