Dado el escenario de recesión económica, el sector privado evaluará con mayor detalle sus inversiones. Paul Romero, presidente de la Asociación de Empresas Familiares, hace un repaso del 2023 y la necesidad de recuperar la confianza en el 2024.
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—Se anunció que la economía entró en recesión en el último tramo del 2023. ¿Cómo impactó esto en las empresas?
Los impactos fueron diferenciados por cada una de las empresas. Debo decir que las fortalezas del país nos han ayudado. Tenemos fundamentos aún sólidos que nos permiten transmitir optimismo al empresariado. Especialmente a las empresas familiares que tienen una característica importante: la mirada de largo plazo. Andamos pensando en la trascendencia, la sucesión y dejar un legado empresarial.
—¿Qué sectores están revaluando niveles de inversión?
Como todo, hay sectores más y menos afectados. En la asociación somos 75 empresas familiares de diferentes rubros. Cada uno de ellos está teniendo un impacto diferente. Eso lleva a que cada sector tenga una mirada diferente para sus inversiones. Mientras que en sectores como la construcción están evaluándose las inversiones, en sectores como servicios –donde la rotación de la inversión es más rápida– se ve con más optimismo. Las inversiones se están enfocando en aquello que sume a la productividad. Estamos dejando un poco de lado inversiones de alto riesgo como investigación y desarrollo, nuevos productos y demás.
—¿También de expansión?
Lo que veo más es diversificación regional y en productos. Eso ayuda a compensar los riesgos locales que tenemos. Siempre apostando por la especialización.
—¿Y qué oportunidades ven las empresas familiares en estos episodios de recesión?
La innovación es la clave. Parte de la sostenibilidad que buscan las empresas viene por innovación tecnológica. Hoy es una cualidad que están valorando más las empresas.
—¿Qué expectativas tienen sobre el 2024?
Creemos que será un año de recuperación, pero muy lenta. Tenemos la cancha un poco más despejada frente a conflictos sociales, la inflación está relativamente controlada y las tasa de interés están bajando. Y pensamos que el fenómeno de El Niño será moderado. Si bien no somos tan optimistas, sabemos que la recuperación será moderada y mejor que en el 2023.
—Esta semana se habló de una salida del ministro de Economía que luego él mismo descartó. Más allá de la persona, ¿qué tanto afectan episodios como este a la confianza?
El empresario inversionista necesita cierta predictibilidad y estabilidad sobre lo que pueda pasar a futuro. Hay cierta desconfianza. Episodios como estos no ayudan en nada. Mover ministros con capacidades sabiendo que el desarrollo de políticas públicas toma un tiempo genera desconfianza.
—¿Y qué señales deben darse desde el Estado?
Se debe tener mucho cuidado no solo con las personas que están en cargos importantes, sino con las señales que dan. En temas de comunicación, hay muchísimo que mejorar. Lógicamente, hay algunas cosas que no se han corregido y que dependerá mucho del Gobierno.
—¿Por ejemplo?
Hay temas interesantes. Hay proyectos pendientes de adjudicar en manos de Pro Inversión. A eso deberíamos darle prioridad. Si bien son proyectos de larga maduración, en la medida que estos vayan saliendo irá transmitiéndose confianza al sector privado. El rol de Pro Inversión para lo que se viene es importante. Hemos visto que está en ese camino, pero creemos que el Gobierno debe trabajar más en su rol articulador.
Datos
- “El 80% de las empresas en el Perú son familiares”.
- “Cerca de la mitad de ellas ya ha vivido al menos un cambio generacional”.
- “Solo el 3% de las empresas familiares llega a la tercera generación”.
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