Acercándonos a la fecha de la maratón Santa María 7.5K Run, es imposible olvidar el atentado ocurrido el 15 de abril de 2013 en la maratón de Boston. Un acto terrorista perpetrado por los hermanos Tsárnayev que dejó más de un centenar de personas heridas y 4 víctimas fallecidas. En el proceso de captura falleció uno de los hermanos, sobreviviendo Dzhojar Tsárnayev quien fue arrestado y procesado por el atentado, siendo condenado a pena de muerte bajo las normas federales norteamericanas.
Tanto el jurado como el juez lo encontraron culpable de todos los cargos. La sentencia fue anulada por la Corte Federal de Apelaciones indicando que el asesino no había tenido un juicio justo ante un jurado imparcial. Posteriormente, en el año 2022, la Corte Suprema de los Estados Unidos confirmó la sentencia de muerte de Dzhojar Tsárnayev, revocando la decisión de la Corte Federal de Apelaciones y condenándolo a la pena de muerte.
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Bajo el sistema norteamericano se designó, en primera instancia, a los miembros del jurado. Para determinar si este jurado era imparcial e idóneo se realizó un proceso denominado “voir dire”. Este término proviene del idioma francés y su significado literal es “decir la verdad”. En el contexto de un juicio, el proceso de “voir dire” permite evaluar los sesgos, prejuicios y opiniones preconcebidas que cada miembro del jurado pueda tener sobre el caso en cuestión. Así, a través de preguntas planteadas por el juez y los abogados, se pretende garantizar que el jurado tome decisiones sustentadas únicamente en las pruebas presentadas en el juicio.
En la determinación del jurado para el caso de Tsárnayev se siguieron diversos protocolos; no obstante, uno de los temas que generó la anulación de la decisión de primera instancia fue que en opinión de la Corte Federal de Apelaciones, el juez distrital de primera instancia no cumplió con el estándar exigido respecto a que no se había verificado el tipo de exposición al que habían sido expuestos los miembros del jurado de manera previa a su designación, a través de medios y redes.
Si bien la Corte Federal de Apelaciones sí pudo verificar que el juez distrital había proporcionado a los posibles miembros del jurado un cuestionario donde se preguntaba específicamente sobre la exposición que habían tenido a la publicidad previa al juicio, no consideró suficiente que fueran ellos mismos los que determinasen el contenido mediático que habían revisado.
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En opinión de la Corte Suprema, quien revocó la sentencia anulatoria, se determinó que no correspondía a la Corte Federal de Apelaciones establecer qué método de “voir dire” era el más adecuado, sino que debía determinar, si a través de este proceso, se había descubierto razonablemente si existía algún prejuicio por parte de algún miembro del jurado.
Como es evidente, este fue un caso muy mediático y más aún en los Estados Unidos. Desde el atentado, la prensa y los mismos procuradores comentaron sobre la frialdad mostrada por Dzhokhar Tsárnayev minutos después de lo ocurrido. Las cámaras del lugar llegaron a filmarlo caminando tranquilamente y entrando a una bodega. Días después, continuó con su vida regular en la universidad hasta el momento en el que su foto fue hecha pública como uno de los culpables.
La experta en neurociencia, Lisa Felman Barret, en su visualizado Ted talk utiliza como ejemplo el proceso de Dzhokhar Tsárnayev para explicar que cuando un jurado debe decidir entre una cadena perpetua y la pena de muerte, influye en la decisión si el acusado muestra o no remordimiento por sus acciones. En este caso, previamente al juicio, los medios y las redes habían sido invadidos de material con imágenes del Tsárnayev en las que se le mostraba sin emoción alguna.
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No tenemos evidencia de que el jurado efectivamente fuera influenciado por la frialdad de Tsárnayev ya que los mismos hechos no dejaban duda de su culpabilidad.
Lo analizado por Lisa Feldman al margen de este caso, nos invita a reflexionar sobre el rol que cumplen las diferentes instancias que toman decisiones en nuestro país. No solo a nivel judicial sino también en la rama ejecutiva. Las primeras impresiones son muchas veces determinantes para las decisiones que adoptamos y nos dejamos llevar por gesticulaciones, movimientos, formas de hablar y la apariencia de la persona que está al frente. Nuestras autoridades no son ajenas a esto. Como todos, tienen sesgos y lo importante es que logren identificarlos y puedan actuar para interrumpir prejuicios y lograr un análisis objetivo del caso.
El cuidado en garantizar la mayor objetividad en una decisión o resolución cobra relevancia en el caso de las autoridades que manejan casos criminales como el de Tsárnayev, y quienes deciden sobre la libertad y, en otros países, sobre la vida de una persona. El “voir dire” no es perfecto, pero sí es un ejemplo de la importancia de buscar la imparcialidad en los procesos y decisiones. Un concepto y práctica que vale la pena evaluar.
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