Desde su ascenso al poder, con el objetivo de dinamizar la economía peruana en el 2023, la administración de Dina Boluarte ha planteado una serie de medidas económicas conocidas como el Plan Con Punche Perú 1 y 2. De todas las secciones, el eje correspondiente a Punche Servir es el que más ha capturado la atención y sobre el que mayores expectativas existen para ver su avance e implementación de política.
Uno de los principales aportes de Punche Servir es ayudar a resolver dos problemas históricos de nuestro país: la descentralización fallida y la fuerte caída de la inversión pública en el primer año de recambio de autoridades subnacionales. Con respecto a lo primero, a diferencia de lo observado en las dos últimas décadas de cómo el Gobierno Central (GC) no propuso ninguna estrategia para transmitir conocimiento y legado hacia las regiones más allá de las transferencias de recursos económicos, en esta ocasión hay un trabajo coordinado entre el MEF y Servir para acompañar más de cerca a nuestros gobiernos subnacionales.
Con relación al segundo problema histórico, en los últimos 20 años, todos los peruanos hemos sido testigos de cómo el Estado tomaba una actitud pasiva e indiferente ante el desplome de la inversión pública en el primer año de recambio de autoridades subnacionales. Como resultado, los gobiernos locales registraron un grado de ejecución de 61,6%, 67,6%, 73% y 69% del Presupuesto Institucional Modificado (PIM) en el 2007, 2011, 2015 y 2019, respectivamente. ¿Se imaginan qué lograríamos con un mejor acompañamiento a nuestras regiones, provincias y distritos? Estos niveles de ejecución serían (77,2% del PIM) superados largamente en el 2023 con la adopción de Punche Servir. De hecho, el 2023 es histórico porque es la primera vez que se busca combatir y mitigar la caída de la inversión pública regional y local con acciones concretas de parte del GC.
Pero, ¿cómo Punche Servir pretende acelerar y mejorar la ejecución de la inversión pública de los gobiernos regionales y locales? En específico, a través de dos estrategias. Por un lado, con el fin de garantizar un alto rendimiento de la máxima autoridad subnacional, se ha decidido vincular al servicio civil de manera excepcional y temporal a 263 gerentes municipales, quienes tendrán un atractivo salario que oscila entre S/. 2.500 y S/. 14.000, y a 25 gerentes generales regionales con un sueldo de S/ 14.000 (DS 029-2023-EF). Esta medida está vigente desde el 1 de marzo.
Por otro lado, como medida complementaria y con el afán de contar con un equipo de directivos competente que tenga la capacidad de acelerar la ejecución de las obras públicas se incorporarán 723 servidores públicos de alto rendimiento a los gobiernos locales y 87 a los gobiernos regionales en puestos claves como la jefatura de logística y la gerencia de planeamiento y presupuesto, la gerencia de infraestructura y desarrollo territorial y la gerencia de abastecimiento. Estos 810 cuadros profesionales serán contratados con cargo al Fondo de Apoyo Gerencial (FAG).
El impacto de Punche Servir ya empezó a notarse pues en los cuatro primeros meses del 2023, las 263 municipalidades provinciales y distritales han alcanzado en promedio una ejecución de 19,4% de su inversión pública, 3,4% más de lo registrado en enero-abril del 2019.
¿Qué lecciones podemos rescatar de Punche Servir y qué se puede mejorar? El hecho de que Punche Servir esté invirtiendo S/100 millones en personal calificado y que ofrezca salarios competitivos e incentivos económicos con la consigna de atraer a los mejores talentos al sector público de nuestras regiones es un mensaje potente de creer firmemente en la meritocracia y en esquemas correctos. También es una señal de que se busca corregir esa ausencia del Estado fuera de la capital.
Sin embargo, no debemos olvidar que Punche Servir no es una medida que de manera aislada arreglará por arte de magia el problema de bajo capital humano en gestión pública que tiene nuestro país. Veámoslo como un primer paso y una ventana de oportunidades para potenciar nuestra gestión pública.
Otro aspecto a tomar en cuenta es que si bien los salarios altos son buenas señales para atraer talento, necesitamos asegurarnos que esas 1.098 plazas (283 funcionarios (gerentes municipales y gerentes generales regionales, y el resto son servidores públicos como jefes de logística, gerentes de presupuesto, de infraestructura, entre otros ) sean cubiertas por los profesionales más competentes del país. En ese sentido, hay un reto para Servir, el MEF y los gobiernos subnacionales de trabajar en un proceso de reclutamiento de primer nivel. Sin lugar a dudas, se debe evitar a toda costa sobrepoblarse de un equipo humano de baja productividad con salarios altos.
Por su parte, también se debe evaluar seriamente el uso de tecnologías de vanguardia para la transferencia de capital humano en gestión pública. Con el presupuesto que maneja Servir, no hay excusa para no tener una plataforma de capacitaciones de primer nivel. La metodología de aprendizaje y las herramientas tecnológicas van a ser claves para escalar el proyecto de 288 (25 Gores y 263 municipalidades provinciales y distritales) a más de 1.800 entidades públicas.
La lección más importante que nos enseña Punche Servir es que para resolver los principales problemas del país necesitamos que nuestros gestores públicos no tengan miedo a innovar o a equivocarse, pero sobre todo que desarrollen una cultura de pasar siempre a la acción.