Las acciones de farmacéuticas con vacunas contra el COVID-19 como Pfizer y BioNTech, Moderna o Novavax cayeron con fuerza este miércoles tras el anuncio de que Estados Unidos apoyará la propuesta que varios países han presentado en la Organización Mundial del Comercio (OMC) para suspender temporalmente la propiedad intelectual de las vacunas.
Inmediatamente después de conocerse la noticia, los títulos de estas empresas se desplomaron en el mercado, aunque luego consiguieron remontar parcialmente desde los mínimos marcados antes del final de la sesión bursátil en Wall Street.
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Moderna, que durante la mayor parte de la jornada había registrado ligeros avances, cerró con una caída del 6,19%, mientras que Novavax perdió un 4,94% y la alemana BioNTech se dejó un 3,45%.
Pfizer, aliado del laboratorio germano en la vacuna, también cayó con fuerza en primera instancia, pero logró recuperar el verde y acabó la sesión con un avance mínimo, del 0,05%, lejos de la cotización que había marcado durante buen parte del día.
El grupo estadounidense, precisamente, había dado a conocer la víspera un fuerte aumento de sus beneficios durante el primer trimestre del año gracias a las ventas de la vacuna contra el COVID-19, que ya se ha convertido en su principal fuente de ingresos.
Pfizer obtuvo entre enero y marzo unos US$ 3.500 millones con su vacuna y dijo que en el conjunto del año esperaba ingresar unos US$ 26.000 millones teniendo en cuenta los contratos firmados hasta el momento.
Johnson & Johnson, que también comercializa una vacuna contra el coronavirus y que ya navegaba en rojo durante la sesión, no se vio afectada de la misma forma por el anuncio del Gobierno estadounidense, pero terminó con un retroceso del 0,42%.
En un comunicado, la Representante de Comercio Exterior de EE.UU., Katherine Tai, explicó que Washington cree “firmemente” en la protección de la propiedad intelectual, pero considera necesario aumentar la producción de vacunas para acabar con la pandemia en todo el mundo.
La decisión del Gobierno de Joe Biden se produce después de días de intenso debate dentro de la Administración, que ha sufrido la presión de algunos de los gigantes farmacéuticos de EE.UU. que se oponen a la medida.