Megan McArdle
(Bloomberg View) .- Jacob Levy, un profesor estadounidense que vive en Montreal, planteó una idea ayer en Twitter que espero otros periodistas tomen en serio: Si estás escribiendo sobre inversiones y no mencionas ampliamente la tributación global en los primeros párrafos, entonces tu artículo no es serio y cualquiera con una pizca de real interés en el tema debe dejar de leerlo.
Déjenme explicarme. O, más precisamente, en el caso de la planeada compra de Tim Hortons por parte de Burger King, dejen a mi colega Matt Levine explicar, porque es más inteligente y gracioso y escribe mejor que yo, y ha resumido las cosas de una buena manera:
El propósito de una inversión nunca ha sido, y nunca puede ser y nunca será, “oh, Canada tiene una tasa de impuestos de 15% y los Estados Unidos una de 35%, así que podemos ahorrar 20 puntos en impuestos de todos nuestros ingresos mudándonos allá”. por el contrario, el principal propósito siempre es “Si estamos incorporados en los Estados Unidos, entonces pagaremos 35% de impuestos de nuestros ingresos en Estados Unidos y Canadá y México e Irlanda y Bermuda y las Islas Caimán, pero si estamos incorporados en Canadá, entonces pagaremos 35% de nuestros ingresos en Estados, pero 15% de los de Canadá y 30% de los de México y 12,5% de los de Irlanda y cero de los de las Islas Caimán”.
¿Qué está diciendo? Los Estados Unidos, a diferencia de la mayoría de gobiernos de los países desarrollados, insiste en cobrar impuestos de los ingresos globales de los ciudadanos y corporaciones que tienen sus oficinas centrales en los Estados Unidos. Y debido a que los Estados Unidos tiene una de las tasas más altas de impuestos en el mundo, especialmente en el caso de las corporaciones, esto significa que se exige a todo aquel que empezó en ese país a pagar impuestos, para siempre, por todo lo que gane afuera.
Esto es muy importante para el Gobierno de Estados Unidos, que grava con impuestos incluso cuando no provee a las compañías de desagües, carreteras, servicios jurídicos ni seguridad a sus operaciones. Por otro lado, no es provechoso para estos ciudadanos ni para las corporaciones, especialmente porque el gobierno estadounidense demanda de manera molesta a instituciones extranjeras que los ayude a cobrar esos impuestos.
Tanto los ciudadanos privados como las corporaciones que tienen muchos ingresos foráneos están decidiendo que prefieren renunciar a sus vínculos con los Estados Unidos que lidiar con los gastos y las molestias que representa que este gobierno ponga sus manos en ingresos que se han generado usando las carreteras, desagües y seguridad de otros países.
Hablando de manera práctica, la tributación global es difícil de aplicar y está cargada de malos incentivos, razón por la cual el resto de miembros de la OCDE se está alejando de la tributación global de los ingresos corporativos y la ha abandonado en el caso de los ingresos de las personas. Los Estados Unidos se han movido en una dirección opuesta, insistiendo, por ejemplo, en que las compañías extranjeras reporten sus transacciones financieras con ciudadanos estadounidenses a la Oficina de Impuestos (IRS, por sus siglas en inglés) y está gravando los costos de vida de extranjeros, haciendo que sea más caro para las empresas contratar ciudadanos de otros países.
Desde el lado corporativo, el gobierno de Barack Obama ha sugerido en repetidas ocasiones endurecer los impuestos diferidos a ingresos foráneos y otros créditos, lo cual haría más caro ser una corporación basada en los Estados Unidos.
Lógicamente, tampoco hay muchos argumentos a favor de la tributación global. OK, sí, mucha gente que ha nacido y crecido en un país fue educada y recibió muchos servicios pagados por el gobierno de EE.UU. antes de ser adultos. Sin embargo, somos el país que tiene la mayor tasa neta de inmigración y la mayoría de esa gente fue educada y recibió varios servicios pagados por sus gobiernos antes de ser adultos. En este caso, parece que no tenemos problema con aprovecharnos de todos esos otros países. Además, definitivamente las deudas que tienes con el gobierno que te crió prescriben en algún momento; ¿40 años después, deben esos ex patriados tener que pagar y llenar formularios increíblemente complicados para la IRS? Porque eso es lo que les exigimos ahora.
El argumento es incluso más débil en el caso de la tributación corporativa. Se resumen en que “la policía evitó que la gente saquee tus primeros centros de operaciones, así que nos debes 35% de todo lo que ganes, para siempre”. Los prestamistas usureros ofrecen condiciones más razonables.
Como mi colega Matt destaca, la mayoría de estadounidenses, incluyendo a muchos periodistas que escriben sobre este punto, parecen tener la impresión equivocada de que las compañías que invierten, o las empresa que renuncian a su ciudadanía, están haciéndolo para pagar una tasa de impuestos más baja sobre los ingresos que ganan en Estados Unidos.
Y, en algunos negocios basados en la propiedad intelectual, que pueden aplicar estrategias de transferencia de precio para declarar la mayor parte de sus ingresos en países con baja o nula tributación, esas quejas pueden tener algo de base. En la mayoría de casos, sin embargo, incluyendo a Burger King, lo están haciendo porque los Estados Unidos insiste inexplicablemente en seguir quitando una buena parte de los ingresos extranjeros y en hacerles la vida miserable en el proceso.
Si están preocupados por la inversión, entonces el Gobierno de Estados Unidos debe seguir el ejemplo de otros países desarrollados y migrar a la tributación territorial. Si no, deberíamos dejar de quejarnos cuando las empresas o las personas decidan que prefieren ser ciudadanos de otro sistema más cuerdo en otra parte.