Cuando a la mayoría de personas se les pregunta por la marca Huawei la relacionan con los teléfonos móviles, porque ese es su producto más conocido. Sin embargo la empresa china maneja también toda una línea de productos y servicios de telecomunicaciones ligados a la transmisión de voz y datos.
De hecho los problemas con Estados Unidos parten desde el supuesto que existe un nivel peligroso de espionaje a través de la red y los equipos Huawei. Es lo que ha hecho que a lo largo del año algunos otros países prohíban o cuestionen el próximo tendido de redes 5G de la citada marca.
Los efectos de estar incluido en la lista negra son variados y afectan no solo al fabricante chino, sino a sus proveedores, en primer plano, y más adelante al resto de la industria si no se resuelve el problema de manera amistosa, estimó Fernando Grados, director de Dominio Consultores.
“El efecto es como el del Dominó. Se cae la marca y caen todos con ella. Necesitan un reemplazo para que la demanda fluya”, aseveró Grados.
Explicó que en el grupo de proveedores estadounidenses de la marca verá en lo inmediato una reducción en las ventas. Ya sea Intel, como quien les entrega chips, o el fabricante de protectores de pantalla de los modelos Huawei, sentirán una baja de entre uno y diez puntos porcentuales este año. Y solo en la medida que surja un nuevo comprador se podrá salir del bache generado y permitir el fluido de los diferentes negocios.
Si el mercado de telefonía móvil estuviera en un buen momento, en franco crecimiento, las consecuencias serían mejores para toda la cadena ligada a su producción, señaló Grados. Pero el mercado se encuentra desde hace varios años en una meseta y eso hace más difícil resistir estos cambios sin salir golpeados.
Los efectos, empero, no acaban en la cadena ligada a esta marca. Dependiendo de las acciones de los próximos meses, se podrían ver represalias que afecten a sus rivales que fabrican en China, como Apple, pero también podría afectar a otros tipos de productos fabricados en China por otras empresas, como las computadoras, servidores y routers, sin descontar la cadena productiva ligada a las redes de transmisión.
En el caso de las empresas chinas, el Gobierno suele ser copropietario y tiene capital para subvencionar operaciones o invertir el capital necesario para producir sus propias piezas. En el caso de sus rivales occidentales esto no es común y sobrellevar un bloqueo Chino puede ser más complicado.
La sanción, explicó Grados, no solo afecta a las empresas estadounidenses, sino que incluye a sus aliados en la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), quienes no podrán venderle a China y no podrán suplir las carencias de proveedores hasta que el mercado se reacomode y otra marca cubra el vacío generado.
Para la mayoría de países Europeos, e incluso para los fabricantes de América Latina (México, Brasil y Argentina) el costo de producción de computadoras, celulares, router y demás productos tecnológicos es mayor al que se maneja en China, donde existe una subvención a la mano de obra, y eso hará que sus productos sean menos competitivos en términos de precios que los producidos en China.
¿Se estará dando con este bloqueo un duro golpe a toda la industria? Grados considera que aun es muy pronto para determinar la gravedad del daño, porque es posible que en los días siguientes se inicie una negociación entre Estados Unidos y China que impida perjudicar al resto de actores en forma grave, pero los efectos colaterales en todo el entorno no tardarán y podrían, a su entender, ser tanto o más graves que los inmediatos.