Con 178 años de historia, la compañía británica y agencia de viajes más antigua del mundo, Thomas Cook, entró en bancarrota este lunes luego de que su principal accionista y acreedores le negaran el financiamiento necesario para seguir operando, el cual ascendía a 220 millones de libras (227 millones de euros).
Con ello, unos 22 mil empleados a nivel mundial entran a la lista del desempleo, mientras dejan de operar 105 aviones y unos 600 mil clientes se quedan varados en 17 países.
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El Grupo Thomas Cook contaba además con 200 hoteles y complejos hoteleros con su marca. Su facturación anual bordeaba las 10 mil millones de libras (11.320 millones de euros), pero desde hace varios años se enfrentaba a la competencia de otras empresas y de un entorno económico cada vez más incierto.
Precisamente, en el ejercicio fiscal de 2011 —periodo que finalizó el 30 de septiembre de 2011— la empresa registró 518 millones de libras de pérdidas totales (tras descontar impuestos e intereses), lo que equivale a 685 millones de euros.
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El menor gasto de los británicos en vacaciones, producto de la incertidumbre que genera el Brexit, y la caída de la libra —divisa británica— habrían resultado letales para el grupo. A ello se suma el auge de las aerolíneas “low cost” y de las plataformas que permiten contratar directamente hoteles y apartamentos, a las que no habría sido capaz de adaptarse.
Al respecto, Carlos Canales, Presidente de Cámara Nacional de Turismo del Perú (Canatur), señaló a este Diario que el turismo a nivel mundial se está transformando y el comercio digital ha pasado a ser un punto clave para este sector.
“Las empresas están sufriendo cambios innovadores con nuevos sistemas de gestión de comercialización o sistemas administrativos. Ello está haciendo que las empresas tengan que transformas sus sistemas, sobre todo en el área comercial”, añadió.
Asimismo, explicó que si las compañías no entienden la transformación digital y no la trasmite hacia sus trabajadores o mantiene oficinas presenciales en lugar de usar plataformas, asumen costos operativos altos que las empujan al 'peligro de extinción', como sucedió con Thomas Cook.
“Eso implica muchas veces el uso de plataformas y la contratación de personal que vaya con las tendencias del mercado y con los consumidores de ahora que son los millenials”, agregó.
ESPAÑA, EL MÁS AFECTADO
La Autoridad de Aviación Civil (CAA) del Reino Unido anunció que el operador turístico dejó de funcionar con efecto inmediato y que, junto al gobierno británico, contrataron más de 40 aviones chárter para repatriar a los 150 mil clientes británicos afectados.
La repatriación de los usuarios comenzará hoy y durará hasta el próximo 6 de octubre y se prevé que se doblará los esfuerzos realizados en 2017 con el colapso de la aerolínea Monarch.
Asimismo, esta quiebra representa un golpe importante al sector turístico de España, principal destino de los clientes de Thomas Cook.
Tal es así que el gobierno español siguió de cercas las reuniones e incluso varios hoteleros españoles como Iberostar, Lopesan, Protursa, H10 Hoteles o Bahía Príncipe, intentaron reunir el rescate necesario.
Solo en España, se habrían cancelado 46 vuelos programados por el grupo británico. Y se contaba, además con unas 525 operaciones programadas en aeropuertos españoles para trasladar a 114 mil pasajeros con destino u origen España en los próximos 15 días.
De acuerdo con el presidente de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (Cehat), Juan Molas, el impacto económico del cierre de Thomas Cook deja una deuda superior a los 200 millones de euros para el sector turístico español en su conjunto.
La noticia, finalmente, no se hizo esperar en los mercado. Tui, el principal competidor de la compañía británica, subió en la Bolsa de Londres un 6%; en tanto, Easyjet avanzó más de 4%.