El próximo año, los mercados emergentes se encontrarán en medio del ya esperado fuego cruzado entre dos gigantes: China y Estados Unidos. Es claro que se impondrán mayores aranceles, y aunque no se sabe exactamente cuándo, se estima que será una de las primeras promesas de campaña que Trump hará realidad. ¿Estamos listos?
Esta es la pregunta que la economista Liliana Rojas-Suárez respondió esta semana en una ponencia que dejó claro que esta segunda temporada de Trump en la Casa Blanca traerá cambios disímiles para los países del mundo. En nuestro caso, el Perú es una economía pequeña que brilla por su estabilidad macroeconómica y política monetaria. Nuestra política fiscal, menos prolija últimamente, está ya bajo los reflectores. Este año se vería el déficit fiscal más alto desde 1992, y aunque esto no es un problema en el corto plazo, el MEF debería esforzarse más en regresar este indicador a la meta anual en aras de que cualquier embate internacional nos encuentre en el mejor estado posible.
Y es que, no son pocos los cambios que se avizoran en los próximos años. Por un lado, se espera que la Inteligencia Artificial (IA) siga ganando terreno –lo que impactaría en el crecimiento de los países que la incorporen más rápidamente–, y por otro, más allá de los esfuerzos que realice Trump para detenerla o contrarrestarla, la transición energética seguirá su camino tanto en Europa como en China, lo que asegurará la demanda mundial de cobre. Al ser el Perú el segundo productor de este metal en el mundo, debemos esforzarnos para mejorar las condiciones de la inversión minera, que ha venido cayendo en el Índice Fraser. ¿Debería preocuparnos que los envíos del metal rojo al gigante asiático disminuyan por la ralentización de su economía? No. De hecho, los envíos mensuales a China no han caído durante el 2024, y probablemente no lo harán en el futuro. El país asiático compra el metal a granel, pues es más barato refinarlo en China –lo que termina siendo menos favorable para Chile, que sí lo exporta refinado–.
El mercado está atento y a la espera del cambio de mando en Estados Unidos. Y aunque el panorama está lleno de incertidumbre, es claro que para sortearlo con éxito debemos mantener lo que hacemos bien, cuidar el déficit y ponernos serios en lo que respecta al impulso de las inversiones.