El objetivo de un marco regulatorio es proporcionar las reglas sobre las cuales podrán actuar las personas al realizar una actividad determinada. Así nuestro marco regulatorio considera que robar está mal, por lo que sanciona esa conducta. En ejemplos como el citado, suele ser clara la posición del legislador; sin embargo, es en los temas ambiguos, donde radica la complicación.
En el Perú, entre el 2017 y febrero 2019, se aprobó el marco regulatorio para la industria del cannabis. Sin embargo, este no ha sabido explotar nuestras ventajas comparativas para posicionarnos como líderes en la industria; por el contrario, ha puesto diversas barreras para su desarrollo como limitar la producción de cannabis a los laboratorios farmacéuticos.
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El Green Rush es la industria de moda. Los índices que muestra son sorprendentes. Canopy Growth ha levantado en el mercado de capitales más de US$ 6 billones; esto, ¡en solo 5 años! A medida que todo esto viene pasando, tenemos cada vez más países liberalizando el Cannabis. Uruguay es pionero en la región, pero también países considerados conservadores, como Corea del Sur y China.
Pero esto es solo el horizonte próximo. Recién se ha despertado el interés de las grandes compañías para invertir en R&D en Cannabis. El resultado tangible, sin todavía sentir el impacto de la gran inversión, es que cada vez encuentran más usos para la planta. El CBD, compuesto no psicoactivo de la planta, es mainstream.
¿Cómo se justifica, entonces, no incluir el know-how y la experiencia del sector agrícola, que ha sabido poner el nombre del Perú en estantes y supermercados de todo el mundo? ¿Por qué no favorecer el cultivo del cannabis por parte de empresas nacionales y extranjeras y permitir así que el Perú se pueda convertir en indicador de tendencia en la industria?
El impacto podría ser inmenso. La variedad de pisos ecológicos y climas con los que contamos favorecen el cultivo del Cannabis. El periodo fotovoltaico (factor que determina la producción de la planta) en algunas zonas del Perú permitiría tener hasta 5 cosechas al año. Además, la agricultura, es una actividad fundamental de nuestra economía ¿Por qué no dotarla de herramientas y más cultivos?
El principal problema de nuestra agricultura es su productividad, muy baja en comparación con los países industrializados, ¿por qué no beneficiarnos con las “transferencias tecnológicas”?
No es el objeto de este artículo entrar a una discusión sobre hasta qué punto legalizar el cannabis, pero sí señalar que estamos a tiempo de modificar el marco regulatorio y que, si entendemos mejor el contexto, podemos limitar el uso del cannabis al medicinal, pero a su vez, ubicarnos como ser iniciador de tendencias en la industria.