“Esta es la lección: nunca cedas, nunca cedas, nunca, nunca, nunca -en nada, grande o pequeño, grande o insignificante- nunca cedas excepto por convicciones de honor y buen sentido. Nunca cedas ante la fuerza, nunca cedas ante el poder aparentemente abrumador del enemigo”. Winston Churchill
Cuando miramos a nuestra democracia y sentimos frustración por las decisiones que toman las autoridades escogidas y reaccionamos con frases como: ¨¡que se vayan todos!¨, ¨¡quítenle sus privilegios!¨, ¨pero què hacemos si eso es lo que nos dan para elegir”. Si bien no todo es culpa del elector, es también equivocado sobre ponderar el peso de la responsabilidad en el sistema electoral y en el proceso de elecciones internas de los partidos para minimizar nuestro papel que nos toca como ciudadanos. Al igual que es importante separar en tres partes los mecanismos de una elección, principalmente para congresistas. Me explico.
El primer mecanismo son los incentivos para atraer a personas a postular a ser congresistas. Estos deberían estar construidos de forma que las personas más aptas para servir al país son las que participen en una elección. Aptas deberían significar que traen una perspectiva importante acompañada de ideas y experiencia que le permita poder generar mejoras al país y principalmente a sus votantes. El mecanismo debería permitir premiar la buena gestión, para que la persona pueda hacer carrera si así lo escoge y sus votantes se lo permitan. Un segundo mecanismo es el proceso de alineamiento con el votante durante el tiempo de representación en el congreso. Por ejemplo, la semana de representación debería ser tiempo exclusivo para foros abiertos donde el representante escuche a la población, a su vez debería poder facilitar el acceso a su despacho, por medio de su staff, a miembros de la comunidad que representa. El tercer mecanismo es el voto en la elección, si no ha cumplido a cabalidad el contrato no se le renueva, se vota por otro representante. Un problema que denigra la estructura incrementando su fragilidad, es cuando llevamos la opción punitiva, la no renovación, a cambiar los mecanismos para atraer candidatos al congreso.
Por ejemplo, cuando le quitamos la opción de renovar el contrato, la no reelección, lo que estamos haciendo es afectar negativamente a toda la estructura. Por un lado, le estamos quitando la opción a la persona de hacer carrera, reduciendo sus incentivos de hacer bien su trabajo, y a su vez desincentivando a la gente con experiencia a participar del proceso. ¿Por qué alguien con muchos años de experiencia dejaría de trabajar su actividad económica por un trabajo de solo cinco años?, ¿cómo podemos desarrollar talento a través de la experiencia en un trabajo que solo dura cinco años? Esto lleva a que no estemos atrayendo al mejor talento e incentiva a personas mas preocupadas en aprovecharse de la posición a postular al cargo.
¿Qué podemos hacer ahora? Es difícil pedirle al ciudadano en el contexto actual, pero es clave recalibrar nuestro modelo mental a la hora de elegir. En lugar de preguntarnos, ¿cómo los castigamos? Debemos preguntarnos, ¿cómo atraigo al mejor talento? Esto se traduce en ser activo en la elección de congresistas y no esperar hasta el día de la elección para escoger nombres. Por ejemplo, participando en la elección de candidatos. El órgano electoral central establece ciertos criterios y los partidos en elecciones internas escogen a los candidatos al congreso. Son tres caminos que utilizan los partidos: 1) elección cerrada, donde eligen solo los afiliados al partido; 2) elección por delegados, eligen solo los delegados y delegadas de cada partido (elegidos en una elección cerrada), 3) invitados, que son elegidos de forma directa sin que exceda el 20% del total de los candidatos del partido. Es decir, si usted ciudadano se inscribe en un partido y participa activamente podrá tener injerencia directa (elección cerrada) o indirecta (elección por delegados) en el 80% de los representantes de dicho partido. Usted no está obligado a votar por el mismo partido para el congreso que voto por la presidencia.
Si usted quiere empoderar a su candidato a la presidencia, entonces debería votar por representantes al congreso del mismo partido. Pero eso no quiere decir que no debe involucrarse en el proceso de selección del partido para candidatos al congreso. Participe, inscríbase, y vote en las elecciones internas para que la probabilidad de que escojan a los mejores candidatos se incremente.
Es correcto que el problema con nuestra democracia no recae en su totalidad en los hombros del votante. Para hacer una analogía una democracia es como una mesa de tres patas, si falta una, la mesa se cae. En este caso las tres patas son: el Jurado Nacional de Elecciones, quien pone las reglas; los Partidos, quienes proponen candidatos; y el electorado, el filtro final.
La calidad de una democracia depende de la participación de su población. La óptica adecuada, es verla en el contexto de las palabras de Winston Churchill, como una lucha constante por seleccionar a los mejores dentro de la población, en la cual esta en juego no solo nuestro presente, si no también el futuro de nuestros hijos y la preservación del pasado que construyeron nuestros padres. Nunca deberíamos ceder nuestra voz a terceros, ni bajar los estándares regalando nuestro voto no investigando, no involucrándonos, ni mucho menos dejando que el principal guía de nuestro voto sea la frustración, el miedo, el anti-voto. Nuestro norte para votar debería ser el voto a favor, el voto por ideas que vayan a construir cada vez una unión más perfecta. Nunca cedamos, involucrémonos todos y busquemos elegir a los mejores para que en su capacidad de cambiar la estructura la hagan más robusta y atraigamos a los mejores para el futuro de nuestro país.