Fue una sorpresa. No por llegar al Congreso, pues se venía hablando del tema la semana previa, sino por la magnitud del apoyo recibido. ¿Fue producto de una gran estrategia de marketing electoral? Nada que ver.
La victoria del FREPAP, el brazo político de la Asociación Evangélica Misionera Israelita del Nuevo Pacto Universal, se debió al hartazgo de los votantes a los políticos y partidos tradicionales, y favoreció la humildad y el silencio de esta agrupación. Las enseñanzas son muchas, pero mencionaremos las más contundentes.
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Primera enseñanza: sentimiento colectivo mata redes sociales. Muchos, muchísimos, no tomaron en cuenta el estado emocional del electorado; solo buscaron “conectarse”, pero no escucharon lo que los votantes les decían. Las redes se llenaron de mensajes vacíos, de videos con diversos niveles de calidad incluyendo los infaltables que apelan al ridículo creyendo que el efecto recordación o mención genera votos.
No obstante, el FREPAP, con una bajísima presencia, casi nula presencia en la web, capitalizó el voto rechazo. Los “estrategas digitales” se olvidaron de algo fundamental: quienes votan son las personas y las personas votan luego de tomar su propio coctel de razón y emoción... y cada quien le pone mayor cantidad de lo que le parezca.
Segunda enseñanza: la campaña no la haces solo tú, otros la hacen sin saberlo. En este caso, la campaña del FREPAP no fue ruidosa ni evidente para el electorado (¿alguien recibió sus mensajes, revisó sus propuestas?), y aunque suene contradictorio eso jugó a su favor. La población sabía por quien no votar y solo necesitaba algo para voltear a mirar hacia algún partido. En ese contexto, los mensajes por WhatsApp y los comentarios -medio en serio, medio en broma- impulsaron a considerar al “partido del pescadito” como receptor del voto protesta.
Tercera enseñanza: tomar sin precaución puede generar resaca moral. Si recién hoy revisa el perfil de los candidatos del FREPAP puede que se sorprenda aún más. Varios de los posibles congresistas no tienen estudios, trabajo conocido o alguna característica que lo lleve a pensar que harán un buen trabajo. Pero tranquilos, para eso los parlamentarios cuentan con un equipo de asesores y la idea es que estas personas (en teoría) sean el respaldo cualitativo para que el congresista tenga una buena gestión. Esperemos que los congresistas electos tomen conciencia de ello y se rodeen de gente más preparada que ellos. Si esto no sucede, la resaca vendrá con tremendo dolor de cabeza y muchos golpes de pecho.
Mientras redactamos este artículo los seguidores a la cuenta del FREPAP en Twitter, creada este mes, sube como la espuma. Cosas que solo pasan en el Perú: los peces también vuelan.