El nuevo deporte nacional es indignarse frente a algún problema y, acto seguido, legislar para aparentar que estás resolviéndolo. En realidad, la indignación conlleva a una acción que no hace nada respecto al problema original. Y de ahí saltamos al siguiente tema de indignación, al cual se sumarán ministros, periodistas y demás actores de esta repetitiva telenovela nacional. Hace falta acción decisiva y permanente para resolver de raíz los problemas. El alcalde Forsyth y Susel Paredes nos han puesto en nuestras narices un ejemplo de que los problemas se pueden resolver si realmente hay ganas de hacerlo.
Esta semana que pasó, el tema en el Congreso fue la jubilación anticipada. La indignación se origina por cómo podemos ser tan indolentes con gente que tiene algo de plata en sus cuentas individuales para su pensión, pero dice que hace un año no consigue chamba. Lo cierto es que en el momento en que quedaron desempleados tuvieron acceso a sus cuentas de CTS, producto diseñado para protegerlos en situación de desempleo. Claro, como en el camino desplumaron la CTS, lo más probable es que a pesar de tener más de 50 años, o sea un par de décadas de trabajo, solo les quedaba cuatro meses de sueldo que es el mínimo. ¿Pero para qué exactamente ellos quieren esa plata? ¿Pretenden que esa sea su fuente de sustento? ¿En serio, para los siguientes 30 o 40 años?
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La solución planteada por quienes votaron a favor de restablecer el régimen de jubilación anticipada (REJA) es permitir a hombres de 55 años y mujeres de 50 años con al menos un año de desempleo en quinta categoría acceder a sus fondos. Como somos un país donde las leyes están para hacerles trampa, la gente rápidamente entendió que podía desemplearse en quinta y contratarse en cuarta, y al año acceder a los fondos. ¿Necesitaba los fondos? Puede ser. ¿Era su única manera de acceder a dicho ‘financiamiento’? Seguro que no.
Esto se corregía con el dictamen de la Comisión de Economía que impedía utilizar esta puerta falsa. Si realmente estamos queriendo dar un salvavidas excepcional a quienes en efecto no pueden reengancharse en ningún trabajo, no debería ser un problema agregar ese candado.
Una pregunta para esos congresistas que dicen luchar por los derechos de todos los trabajadores: ¿de qué manera este nuevo REJA resuelve el problema de aquellas personas que en vez de estar afiliadas a una AFP lo estaban en la ONP, y ahora sumidas en el desempleo de quinta categoría no tienen otra opción más que trabajar en lo que sea? Para ellos no hay REJA que sirva. Es más, si ellos no completan 20 años de aportes, su pensión será cero.
¿De qué manera este nuevo REJA les da un respiro a esas personas que la mayor parte de su vida han trabajado de manera informal y por más REJA no tendrán acceso a ninguna pensión al pasar los 65 años? Los ayudo: de ninguna manera.
No tengo más espacio, pero la AFP pública tampoco hará nada por ellos. Qué tal si dejamos la indignación y empezamos a resolver los problemas.