Es en los meses complicados, como cuando se inician las clases, cuando uno se pregunta por qué no ahorré antes lo suficiente. Es ahí cuando sentimos que la plata no alcanza y solemos replantearnos la estructura de nuestros gastos. La buena noticia es que esto es posible y no es tan complicado si seguimos algunos trucos.Follow @PortafolioECpe !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
¿Qué podemos hacer? Lo primero es sentarse frente a una hoja de papel en blanco - o pantalla táctil, lo que le sea más cómodo - y dividirla en tres sectores. Acto seguido titule cada una de las secciones con los siguientes rótulos: obligatorios, necesarios y prescindibles. ¿Terminó? entonces comience a pensar en los gastos que hace todos los meses y vea a qué sección pertenecen.
SÍ O SÍ
Los gastos obligatorios son aquellos que no podemos dejar de realizar porque tenemos un compromiso de pago asumido con un tercero, desde personas jurídicas hasta servicios públicos. Tal como explicaron en un programa de desarrollo empresarial organizado recientemente por Essalud, en esta categoría entran desde el recibo de luz hasta la pensión escolar. También están incluidos los pagos de las cuotas de sus tarjetas de crédito o préstamos bancarios, el alquiler del departamento, la mensualidad en el gimnasio y similares.
Este grupo de pagos obligatorios se diferencian del resto porque no es factible cambiar su monto de un mes a otro. Uno asume el pago del colegio para todo el año, las cuotas de compra del carro son las mismas por un largo periodo de tiempo y el recibo telefónico llegará sí o sí. Siempre existe la posibilidad de cambiar de colegio o devolver el auto, pero esas son medidas extremas cuando ha habido una disminución considerable de los ingresos: para el ordinario serán siempre pagos “no negociables”.
LOS MANEJABLES
Los gastos necesarios son importantes - en realidad vitales o imprescindibles - pero pueden reajustarse con mucha mayor libertad. Aquí están principalmente los gastos por alimentos, movilidad (gasolina, pasajes), mantenimiento del hogar, vestimenta, etc. Se diferencian de los gastos obligatorios en que son manejables y podemos reorganizarlos o reajustarlos si es necesario. Tenerlos bien identificados, con montos promedios mensuales, es el secreto para lograr redistribuirlos y ahorrar.
Es impresionante lo considerable que se puede reducir el ticket promedio por verduras y frutas cuando no se compra por impulso sino atendiendo a un plan de menús semanales. Es cierto que también ayuda ir a comprar al supermercado los víveres luego del almuerzo (con el estómago lleno se tienen menos antojos) pero más ayuda haberse trazado un plan de consumo y haber estudiado en donde se consigue tal producto a mejor precio.
A diferencia del consumo de luz, que salvo accidentes o imperfecciones viene todos los meses en un monto fijo, la gasolina que consume el carro o la cantidad de taxis que se toman es también reorganizable. ¿Y si vamos en bicicleta al mercado? ¿Y si caminamos unas cuantas cuadras para tomar un micro y no dos? Fácilmente podemos ahorrarnos algunos cientos de soles con algunos cambios en los gastos de este rubro.
LOS PRESCINDIBLES
Como su nombre lo indica, los gastos prescindibles son aquellos que podrian no ser hechos y comprenden casi todos los gastos en entretenimiento. Es relajante hacer estos gastos, pero pueden graduarse sin problema.
PAN PARA MAYO
Los expertos aseguran que si hacemos bien esta división e identificamos cada tipo de gasto podemos llegar a ahorrar el 10% de nuestro presupuesto mensual.
Si sumando los dos primeros grupos de gastos - necesarios y obligatorios - usted está al borde del 80% de su presupuesto, prepárese, porque el tercer grupo lo desbordará.
Más grave es que cuando llene el recuadro de prescindibles se encuentre con un monto elevado que no es cubierto por sus ingresos sino por la tarjeta de crédito, porque estaría viviendo una fantasía y, de paso, generándose gastos obligatorios con bienes innecesarios que a la larga le impedirán asumir los gastos necesarios.
Siempre se puede tener un espacio para gustos, paseos, antojos y entretenimientos. El tema es identificar cuánto de lo que no gastamos en cuentas obligatorias y necesarias tenemos para disponer libremente.
¿Guardar pan para mayo un imposible? No. Si uno se organiza con estas secciones y decide, reorganiza y ejecuta como planificó, la plata se estira como chicle. Al final ese 10% ahorrado puede salvarnos en una emergencia o permitirnos darnos un gustito.