La economía creativa, aquella que agrupa a la riqueza basada en el talento, la propiedad intelectual, la conectividad e -innegablemente- la herencia cultural de cada región, movilizó a US$175.000 millones en el 2011 en Latinoamérica y el Caribe, superando únicamente en US$21.000 millones las exportaciones chinas de textiles.
Solo en el Perú, la industria creativa (materializada en las artes audiovisuales, literarias, musicales, entre otras) han significado un aporte de US$4.072 millones y han contribuido a la economía local con 660 mil puestos de trabajo.
Con tamaño potencial, ¿qué es lo que hace falta para exprimir la economía de la cultura y de la creatividad, conocida también como Economía Naranja?
Para Felipe Buitrago, consultor de la división de asuntos culturales, solidaridad y creatividad del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), quien estuvo presente en el seminario Lima Creativa, “apoyar a las industrias creativas o al desarrollo de la economía naranja no es hacer una sola cosa, es un conjunto de acciones muy complejo para que mantener un ecosistema funcionando”.
DESARROLLO DE LAS 7i
Para ello, el economista colombiano, coautor del libro La economía naranja, propone la puesta en marcha de 'las 7i' como aporte para el diseño de políticas integrales, en las cuales, empero, no hay fórmulas mágicas.
Como primer paso, Buitrago recomienda trabajar en la información, es decir, producir sistemas de indicadores como las cuentas satálite (mecanismos de medición constante derivado del sistema de cuentas nacionales) que ayudarán a entender mejor al sector cultural y permitirán tomar mejores decisiones para su crecimiento.
En América Latina, países como Colombia, Chile, Argentina y Uruguay ya cuentan con estos mapeos, mientras que Perú, entre otras naciones, avanza para implementarlos.
Como segundo punto, el consultor anota la importancia del rol de las instituciones y su articulación con las entidades no gubernamentales, sin ánimos de lucro, y el sector privado, es decir, la industria, el tercer paso. En este segmento hay potencial para generar emprendimientos a través de un triángulo de innovación sostenible, “que integra al creativo con el emprendedor y con el capital de riesgo”.
“No es simplemente entregarle plata a un artista para que haga una obra. No. Es generar las relaciones entre quien crea la obra y aquellos que saben buscarle un mercado a esas ideas y aquellos que tienen un capital para hacer que esta relación llegue a ese mercado”, subrayó.
Por ello, el fortalecimiento de un cuarto eslabón, la infraestructura, tanto dura (conectividad, construcción de espacios) como blanda (educación) es trascendental. “Se habla mucho del 4G [...] pero la gente que necesita 4G está moviendo interacciones en tiempo real, que demandan una banda ancha”, agregó.
Pero todos estos esfuerzos carecerían de sentido si no se enmarcan en el quinto factor, la integración comercial. Buitrago aconseja trabajar en un MICO (Mercado Interamericano de Contenidos Originales), que reúna, con una visión global, tanto a Latinoamérica como al mercado latino en Estados Unidos, espacio de hispanos más grande del mundo.
“[Se debe] dejar el proteccionanismo cultural a un lado y entender que cuando consumimos una pelicula argentina, un videojuego colombiano o una obra literaria mexicana en el Perú es bueno, así como es bueno que la película, el videojuego y la obra literaria peruana se consuma en otros paises de América Latina”, refiriere.
El consultor también reseña el poder que tienen las industrias creativas en la inclusión social, el sexto aspecto a considerar, pues “el sector creativo no solamente genera oportunidades de empleo y generación de riqueza, también trae oportunidades alternativas al crimen [...] oportunidades que pocas actividades económicas pueden dar porque el capital no va a llegar”, puntualiza.
Finalmente, el último punto a tomar en cuenta -pero no por ello menos importante- es la inspiración del individuo, también forma parte de este círculo virtuoso. “Todo empieza con un sueño. Cuando el individuo puede soñar y atreverse a expresar ese sueño de manera creativa está alimentado mucho más que el sector creativo; está alimentando a la industria manufacturera, la forma en la que debatimos, la forma en que vivimos y eso es importante tenerlo en cuenta”, finaliza.