En los últimos meses, los precios de alimentos han aumentado rápidamente debido a una menor producción, afectada por el impacto de los fenómenos climáticos y por la crisis de fertilizantes del 2022 que significó una menor siembra. Ello se ha reflejado, por ejemplo, en niveles históricos en los precios del limón y la cebolla. La alta probabilidad de un fenómeno de El Niño (FEN) a inicios del 2024 presionaría al alza los precios de los alimentos y complicaría el retorno de la inflación al rango meta.
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Inflación de alimentos
En agosto, la inflación de alimentos y bebidas a escala nacional ascendió a 10%, afectando principalmente a las ciudades de la costa norte. Entre ellas, Trujillo mantiene la mayor inflación en este rubro (14,5%) por quinto mes consecutivo, seguida de ciudades como Huaraz (11,3%), Chiclayo (11,1%), Tumbes (10,8%) y Piura (10,3%). En agregado, 13 de 24 regiones alcanzaron una inflación de alimentos y bebidas mayor a 10%. En el otro extremo, las ciudades de la zona oriente, como Iquitos, Chachapoyas y Pucallpa, presentaron tasas de inflación de alimentos menores a 9%.
La mayor inflación en este rubro responde a una subida en el precio de las frutas (27,5%), como el limón, y de hortalizas, legumbres y tubérculos (26,1%), como la cebolla. En ese sentido, por ejemplo, Trujillo presenta algunas de las mayores alzas en el precio de las frutas (33,7%) y hortalizas (37,7%). Por el contrario, la baja inflación de alimentos en Iquitos es consistente con el incremento en el precio de las frutas de apenas 2%, mientras que en Chachapoyas la inflación en el rubro de hortalizas, legumbres y tubérculos fue de solo 9,6%, la tasa más baja del país.
Entre los productos que más contribuyeron a la inflación de agosto destacan el limón y la cebolla. En el caso del primero, su precio se duplicó en el último año en ciudades como Tumbes, Trujillo y Lima. Asimismo, el precio de la cebolla roja se multiplicó por 2,4 en promedio respecto de agosto del año pasado, y llegó a triplicarse en siete ciudades, principalmente de la costa.
En contraste, la inflación en otros productos de la canasta alimentaria continuó moderándose durante el último mes. Por ejemplo, el incremento en el precio del rubro de carnes ha sido cada vez menor ante la expansión de la oferta del pollo, el cual se había reducido en la primera mitad del año por los efectos de la gripe aviar. Con ello, 23 de las 24 principales ciudades presentaron una inflación menor al 10% en este rubro.
Menor producción agrícola
La caída de la producción agrícola (4,6%) durante la primera mitad del año explica la subida en el precio de los alimentos. En el norte, las intensas lluvias y las altas temperaturas del mar vienen afectando el ciclo productivo de las frutas y, por tanto, presionando los precios al alza de manera similar que en episodios previos del FEN. Por ejemplo, en julio, la producción de limón se redujo 7,5% respecto del mismo período delaño pasado y, a inicios de setiembre, su precio mayorista en Lima Metropolitana superó los S/12 por kilo, un máximo histórico. Dicho monto es incluso mayor a los niveles máximos alcanzados en los períodos 2016-2017 y 1997-1998. En dichos episodios del FEN, el precio del limón tardó entre cuatro y cinco meses en regresar a los niveles previos al choque.
Otro factor clave ha sido la escasez y el encarecimiento de los fertilizantes. Esto redujo las siembras e incrementó los costos de los agricultores durante el año pasado, lo que ahora se refleja en menores cultivos de diversos productos agrícolas. En el caso del limón y la cebolla, los costos incurridos en abonos y fertilizantes por hectárea sembrada se duplicaron entre el 2019 y el 2022, según cifras de la Encuesta Nacional Agropecuaria. Con ello, el área sembrada de cebolla durante la última campaña agrícola (13.877 hectáreas) fue 8,5% menor que el promedio de las cinco campañas previas. Esta caída se explica por las menores hectáreas sembradas en Arequipa, principal región productora de este cultivo. Así, el precio mayorista de esta hortaliza alcanzó un máximo histórico de S/7,5 por kilo a inicios de agosto.
Riesgos para el 2024
Las predicciones climáticas hacia el verano del 2024 anticipan un escenario cada vez más adverso para el sector agrícola. Según la Comisión Encargada del Estudio Nacional del Fenómeno El Niño (Enfen), la probabilidad de un FEN costero de magnitud entre moderada y fuerte se ha casi duplicado de 46% a 83% durante el último mes. En efecto, la temperatura del mar de las costas norte y centro del Perú ya muestra anomalías incluso más fuertes que las observadas durante el FEN del 2017.
Los FEN previos perjudicaron significativamente la actividad agrícola, lo cual generó presiones inflacionarias temporales. Por ejemplo, luego de los choques climáticos de los veranos de 1998 y el 2017, la inflación de alimentos y bebidas se incrementó en promedio más de tres puntos porcentuales frente a los niveles alcanzados en el cierre del año previo al FEN. En esa línea, las condiciones climáticas poco favorables que se prevén para el inicio del 2024 podrían retrasar transitoriamente el retorno de la inflación al rango meta del BCRP (entre 1% y 3%).
Los riesgos de una mayor inflación en el verano del próximo año ilustran una recuperación accidentada de la economía peruana luego del bajo dinamismo mostrado durante el 2022 y 2023. Este entorno más retador plantea la urgencia de acelerar la ejecución de obras de prevención que reduzcan la vulnerabilidad de los territorios a las condiciones climáticas adversas que enfrenta recurrentemente el país. Asimismo, resulta prioritario impulsar políticas que mejoren la resiliencia de la agricultura, y la de millones de peruanos que se sustentan de esta actividad, frente a los choques que ya viene generando el cambio climático.