(Por: Nicolás Castillo y Ricardo Guerra Vásquez)
Este 1 de agosto entró en vigencia el impuesto al consumo de bolsas de plástico, que forma parte de la Ley que Regula el Plástico de un Solo Uso y los Recipientes y Envases Descartables, y que tiene por finalidad la conservación del medio ambiente y el desarrollo sostenible.
La norma establece que las personas o empresas paguen un impuesto de S/0,10 por cada bolsa de plástico que adquieran –además del costo de esta– en los establecimientos comerciales o de servicios sujetos al pago del Impuesto General a las Ventas (IGV).
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Incluso, con la finalidad de que la ley no quede en letra muerta, se tiene establecido que el impuesto aumente gradualmente cada año, hasta llegar a los S/0,50 en el 2023.
Con anterioridad a la entrada en vigencia de la norma, algunas cadenas de supermercados y grandes almacenes habían empezado a cobrar un precio a las bolsas con asas similar al valor del impuesto y a vender bolsas reutilizables con el propósito de anticiparse y ayudar a cambiar el hábito de consumo de sus clientes.
Aunque estas iniciativas de las empresas son importantes, la norma tendría un impacto limitado, por el ámbito de su aplicación. Pues, los comercios sujetos al pago de IGV solo alcanzan al canal de consumo moderno: supermercados, tiendas de conveniencia, grandes almacenes, mayoristas y tiendas de mejoramiento del hogar.
Dicho canal, según las consultoras de mercado, representa alrededor del 30% de las ventas de productos de consumo masivo; en tanto, el 70% restante está representado por las bodegas, mercados, emporios comerciales, galerías, entre otras, consideradas como el canal tradicional.
IMPACTO
Con base a cifras del Ministerio del Ambiente y al crecimiento del consumo en los últimos cinco años, la Unidad de Análisis Económico de El Comercio estimó que, en el 2018, alrededor de 3.555 millones de bolsas se distribuyeron solo en Lima.
De este monto, entre 1.067 millones y 1.422 millones provinieron de la distribución del canal moderno; en tanto, entre 2.133 millones y 2.489 millones fueron ofrecidos por el canal tradicional.
Para este año, considerando los cinco meses que restan del 2019, se estima que la recaudación del impuesto totalice S/68 millones, en el supuesto de que la gente no cambie de hábitos y siga usando bolsas de plástico.
Para darnos una idea de la problemática que existe en la distribución de las bolsas de plástico en el canal tradicional, esta Unidad visitó un poco más de 60 comercios dedicados a la venta de artículos de cocina, cuidado personal, prendas de vestir y adornos, de la cuadra 6 del jirón Puno, en el Centro de Lima, para verificar si sus dueños tenían conocimiento de la norma y de las medidas que podían tomar al respecto, pese a no estar sujetos a esta.
Todos los comerciantes afirmaron conocer la ley, su vigencia, el monto del impuesto por cobrar y su aumento gradual.
No obstante, la gran mayoría sostuvo que sigue entregando sus productos en bolsas plásticas, sobre todo negras con asas, debido a la exigencia de los clientes.
Por ejemplo, Virginia, comerciante que vende prendas de vestir en la zona, comentó que no puede dejar de ofrecer las bolsas porque no tiene un producto sustituto a dicho empaque y el cliente se puede ir con la competencia.
Otro comerciante de artículos de cocina, que prefirió el anonimato, manifestó que no ofrece bolsas biodegradables a sus clientes porque estas cuestan 50% más que las ordinarias.
En la zona, cada comerciante ofrece, en promedio, entre 70 y 110 bolsas al día; y al mes se puede gastar de S/100 a S/400 en comprarlas para su clientela.
La situación muestra que, si bien los comercios conocen la ley, se requiere de una política que abarque al grueso de este mercado para que se pueda alcanzar el objetivo del menor uso de plástico