Acostumbrados a ver saltar literalmente los peces en las redes, el sector industrial pesquero no mostró mayor interés por la acuicultura, pese al marco legal promotor que estuvo vigente por 20 años y que venció el 2013. Sea porque las condiciones del mar y del clima no son las mismas o porque el negocio de la harina tocó techo, hoy ha surgido un gran interés en el potencial acuícola. Follow @PortafolioECpe !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
Sin embargo, el futuro de este negocio está a la espera del nuevo marco de promoción acuícola, que no repetiría los incentivos tributarios para descontento del sector privado. El fenecido marco legal de promoción del sector –que venció en el 2011 y que tuvo una extensión hasta el 2013– fijaba el pago de Impuesto a la Renta en 15%, aunque luego se elevó a 18%.
Se buscó equiparar la acuicultura con la agroindustria, la que goza hasta el 2021 de beneficios tributarios y laborales. Si continuamos con la comparación, vemos que la agroexportación significa hoy más de US$4.000 millones (sin contar el café), mientras que la acuicultura cerró el 2014 con cerca de US$300 millones.
Por ende, el ministro de Economía y Finanzas, Alonso Segura, considera que los incentivos tributarios no fueron aprovechados y que más bien existen otros problemas por solucionar para el despegue del sector.
MAYOR RIESGO “La acuicultura no solo tiene que ver con la tierra y el clima, como en la agricultura. Tenemos que lidiar con el mar, entre otros problemas. Por ejemplo, este año con el maretazo se perdió el 30% de nuestra producción de conchas de abanico”, resalta el presidente de la empresa Acuapesca, Carlos Goldin, quien con 25 años invirtiendo en el negocio resalta los riesgos que enfrenta continuamente el cultivo acuícola.
Aunque no ha descartado del todo los incentivos tributarios, Piero Guezzi, titular del Produce, afirma que “la idea no es hacer más rentable un sector a costa de otros segmentos de la población”. Reitera que primero se analizarán otras alternativas para hacer productiva la inversión acuícola.
El Gobierno estima que existe un potencial de inversión en el sector de US$150 millones, así que ha dejado en claro que será un tema prioritario en el próximo paquete de medidas, de lograrse las facultades legislativas.
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Humberto Speziani, representante del comité acuícola de la Asociación de Exportadores y conocido directivo de la primera pesquera del país, TASA, recalca que sin los incentivos tributarios no vendrán las inversiones de mayor escala. Hay que recordar que el grupo Breca ha mostrado interés en ingresar al cultivo de tilapia en la selva, pero también señala que primero quieren ver las nuevas reglas de juego.
Speziani también responde que los industriales estuvieron abocados a hacer fuertes inversiones en la pesca industrial de anchoveta en años pasados y que este es el mejor momento para la acuicultura.
José Luis Bellina, representante de la Sociedad Nacional de Industrias (SNI), también menciona el alto riesgo del sector que ha hecho desaparecer muchas empresas acuícolas en el país. Argumenta que los beneficios tributarios terminarán de formalizar el sector, actividad paralela que afecta a los formales.
En tanto, José Ernesto Muñoz, representante de la Sociedad Nacional de Pesquería, asegura que la industria acuícola no terminó de madurar con la anterior normativa y que los incentivos tributarios serán transitorios, hasta contar con reglas de juego claras y respetadas por todos los actores.
Sin embargo, el viceministro de Pesquería, Juan Carlos Requejo, explica que la nueva ley de promoción acuícola abordará otros problemas de mayor prioridad para el sector -sanitario, reducción de trámites, ubicación territorial, etc.
Adicionalmente, recuerda que las inversiones acuícolas en las partes altas de la sierra y en la selva pueden beneficiarse de otros marcos de incentivos tributarios. Sobre este punto, Speziani comenta que resultará contradictorio que queden descolgadas de cualquier beneficio las inversiones en la costa.
En la línea de lo ya mencionado por Guezzi y Segura, Requejo deja finalmente abierta la puerta a un menor pago del IR en el sector. “Si en el camino vemos (la nueva normativa) que no dinamiza el sector, entonces se evaluará más adelante la posibilidad de los incentivos”, manifiesta.