Si a fines del 2019 se mencionaba que alcanzar la paridad entre hombres y mujeres tomaría 99,5 años, al 2021, a raíz de la pandemia y el impacto que ha tenido hasta el momento en lo económico y social, la cantidad de años que tomará cerrar la brecha de género a nivel global ha subido a 135 años. Es decir, hasta mediados del siguiente siglo se mantendría una cancha dispareja.
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Así lo revela el reporte mundial sobre la brecha de género de este 2021 publicado por el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), que recoge los resultados de 156 naciones.
Para la investigadora Norma Correa, antropóloga de la PUCP, un primer gran mensaje del índice del WEF es, justamente, el incremento en el número de años que tomará cerrar la brecha. En esa misma línea, la evidencia de que ahora será más difícil reducirla por todos los retos que ha generado el COVID-19.
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A pesar de las adversidades, algunos países avanzan más que otros o mantienen una mayor paridad: Islandia, Finlandia, Noruega, Nueva Zelanda y Suecia son algunos de los que lideran esta lista. El Perú figura en el puesto 62 del ránking global, cuatro puestos por delante del reporte 2020; mientras que en el ránking de países de Latinoamérica y el Caribe, se posiciona en el puesto 17.
Pero el avance de casillas para nuestro país este año no se ve reflejado en los pilares que se miden. De hecho, hay un marcado retroceso en ámbitos como participación y oportunidad económica (el Perú pasó del puesto 90 en el 2020 al 109 este 2021) y en salud y supervivencia (del puesto 62 en el 2020 al 125 este año), aunque en ambos casos el puntaje del país está ligeramente por encima del promedio global.
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Marlene Molero, cofundadora de Genderlab, explica que el retroceso en la participación y oportunidad económica, así como el menor puntaje, se correlaciona con los diversos reportes que evidencian un mayor impacto de pérdida de empleo en sectores donde las mujeres están sobrerrepresentadas, y que son ellas quienes actualmente tienen más problemas para reinsertarse al mundo laboral.
“La caída en empleo ha sido más fuerte para las mujeres y esto no se notó en los primeros meses de la primera cuarentena, sino al inicio de la reactivación económica: cuando vimos que los sectores donde predominan las mujeres no se reactivaban con velocidad”, precisa Molero.
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Correa coincide en que se debe poner énfasis en buscar soluciones para la afectación de la participación laboral femenina, y para ello considera que es fundamental que la reactivación tenga una mirada de género.
“Se tiene un importante reto: responder a todos los que han perdido el empleo por el choque económico, pero también invertir en el desarrollo de las habilidades más demandadas no solo en los jóvenes, sino también en los adultos; y se debe permitir que las mujeres accedan a este reentrenamiento. Ello solo se puede lograr si se considera la importancia de la economía de cuidado”, puntualiza.