Está por inaugurarse oficialmente el segundo tramo de la Línea 1 del Metro de Lima y a fines de marzo se concesionó la construcción de la Línea 2 (que irá de Ate al Callao) que garantizará un transporte masivo y más fluido en la capital.
Como en otras obras, Lima arranca tarde con este tipo de infraestructuras respecto a varias capitales de Latinoamérica como Buenos Aires, Santiago de Chile, México y Sao Paulo.
Lo llamativo es que proyectos existieron, pero la falta de decisión política de muchas autoridades los encarpetaron y prefirieron soluciones de corto plazo para tranquilizar a las tribunas. El historiador Neydo Hidalgo, quien escribió el libro “Los tranvías de Lima”, indica que hubo estudios precursores sobre la necesidad de que Lima tuviera un metro (tren subterráneo).
Si se hubiera concretado al menos uno de esos estudios, la capital tendría en este momento cuatro líneas que permitirían un transporte más veloz y cómodo que viajar en esas cápsulas bautizadas como combis.
UNA PROYECCIÓN AL FUTUROLa historia del metro que nunca se hizo, parte de un estudio encargado por la Municipalidad de Lima a la consultora sueca Trafikkonsult Ab en 1965. Dicho estudio ya adelantaba que sería imposible satisfacer la creciente demanda de transporte de Lima solo por medios de superficie y priorizaba la construcción de un metro.
Además, tomaba como referencia el desarrollo que Lima iba a tener hacia 1985 (sin tomar en cuenta la considerable migración que recibiría luego la capital). Según Hidalgo, este estudio mostró que Lima tendría cargas de tráfico tan pesadas que no daban opción a otras alternativas de transporte.
¿Futurólogos? No. Trafikkonsult Ab había tomado los ejemplos de desarrollo de varias ciudades europeas, cuyos ritmos de crecimiento eran vertiginosos. En ese sentido, recomendó la construcción de tres líneas de subterráneos radiales que debían recorrer 67,5 kilometros. ¿El costo? Ascendía en ese entonces a US$3,6 millones por kilómetro. Lo que equivaldría a US$243 millones. La primera línea partiría de Chorrillos al Centro de Lima.
Teniendo en mente este proyecto, hacia 1972 se realizó una licitación para el desarrollo de un estudio de factibilidad para construir el metro de Lima. El concurso fue ganado por el consorcio peruano-alemán denominado Metrolima (formado por Electrowatt Ingenieros Consultores SA y Lahmeyer International GmbH) que realizó trabajos de campo y análisis. Al respecto, los ingenieros hicieron frecuentes recorridos en helicóptero por la ciudad para determinar las mejores rutas y las dimensiones.
UN PLAN RECHAZADOEn 1973, Metrolima presentó el Estudio de Factibilidad Técnico Económico y Anteproyecto del Sistema de Transporte Rápido Masivo de Pasajeros en el Área Metropolitana Lima-Callao, el que fue aprobado por el gobierno de ese entonces.
Según esta empresa, se requerían cuatro líneas. La primera de ellas debió comenzarse a construir en 1974 y gradualmente deberían implementarse las siguientes líneas subterráneas. Todo el sistema concluiría a más tardar en el 2000.
La primera línea iba desde Comas a Villa El Salvador con una extensión de 36,8 kilómetros; la segunda debía unir San Borja con Maranga (una distancia de 13,1 kilómetros). La tercera partía desde el Rímac y debía llegar a San Isidro (7,4 kilómetros); finalmente la cuarta línea salía de La Victoria y llegaba a Carmen de la Legua (11,1 kilómetros). Todas las rutas suponían un recorrido de 70 kilómetros con un costo promedio de construcción de US$11 millones por kilómetro.
Según el plan de Metrolima, en 1981 debería entrar en funcionamiento la primera línea, o al menos debería estar edificado el tramo Rímac - San Juan de Miraflores, y culminarse toda la ruta (desde Comas a Villa El Salvador) en 1985. Para el 2000, Lima debería tener funcionando los cuatros trenes que prioritariamente irían por el subsuelo.
Parte de la ingeniería consideraba, por ejemplo, que una línea del metro cruzara por debajo del río Rímac. Además se aprovecharía la parte central del zanjón (que hoy utiliza el Metropolitano).
Según cuenta Hidalgo, había tanto entusiasmo en estos proyectos que en 1974 fabricantes ferroviarios de la República Federal Alemana, Unión Soviética, Japón y Francia tenían interés en participar en la construcción del metro de Lima.
Sin embargo, el presidente Morales Bermúdez, al asumir el mando en 1975, postergó el proyecto por considerarlo costoso, con lo que apagó la ilusión visionaria de tener un sistema que solucionara los problemas futuros de transporte de Lima.
EL METRO INCONCLUSOLa siguiente historia del Metro de Lima comenzó con en 1986 con el presidente Alan García en 1986. El plan incluía el recorrido desde Villa El Salvador (VES) hasta Comas, recorriendo aproximadamente 33 kilómetros, la obra se encargó al Consorcio Tralima, que consideró adecuado la construcción de un metro con un viaducto elevado.
Lamentablemente sólo se construyeron 9,2 kilómetros entre VES y el puente Atocongo (San Juan de Miraflores) recorriendo apenas tres distritos. Aun así la obra se inauguró inútilmente en 1990. La obra fue retomada en el 2009 y desde la historia ya es conocida.
No se trata de llorar sobre leche derramada, sino de considerar propuestas agresivas en pro del desarrollo de la ciudad, 60 años después (seis generaciones luego) Lima tiene un sistema de transportes mucho más moderno (aunque insuficiente). De las autoridades depende escuchar las voces y los proyectos que necesitarán las próximas generaciones y que desde ya se deben empezar a construir.