El turismo es uno de los pocos sectores que aún no se recupera del golpe de la pandemia. Luego de registrar algunas mejoras, volvió a retroceder a inicios de año debido -principalmente- a la conflictividad social. Ello limita el enorme potencial del sector como motor de desarrollo económico y social. En un contexto en el que la economía peruana acumula dos trimestres en terreno negativo, urge reconstruir la confianza en el Perú como destino turístico y reactivar esta actividad.
Lenta recuperación
El sector turismo se mantiene aún por debajo de su nivel prepandemia. Según el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur), entre enero y abril de 2023, 22 millones de personas arribaron a establecimientos de hospedaje a nivel nacional, 19% menos que lo alcanzado en el mismo periodo del 2019. Asimismo, entre enero y mayo de 2023, 14 millones de pasajeros realizaron viajes -domésticos o internacionales- en el Perú, 11% por debajo del nivel antes de la pandemia.
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La lenta recuperación del sector se explica principalmente por la poca capacidad del país en recuperar la confianza internacional en el Perú como destino turístico seguro y renovar el interés de los turistas extranjeros. Según datos de la plataforma “Destination Insights” de Google, la demanda por vuelos y alojamiento hacia el Perú no solo sigue sin recuperarse, sino que la brecha se ha ampliado respecto de la demanda hacia el resto de los países de América Latina, ubicándose hasta 48% por debajo durante el periodo de conflictividad social. El ejemplo más claro es Machu Picchu, el principal atractivo turístico a nivel nacional. Debido a los conflictos, en el primer trimestre del 2023, menos de 40 mil turistas visitaron el Santuario Histórico, es decir, 77% menos que antes de la pandemia, y a junio las visitas continúan 32% por debajo de los niveles del 2019. Los turistas faltantes son, casi en su totalidad, extranjeros.
El Perú es el país de la región al que más le ha costado reactivar la llegada de turistas internacionales. Entre enero y mayo de 2023, se recibieron menos de la mitad de los visitantes extranjeros que en el 2019, mientras que Colombia ya supera su nivel prepandemia desde el 2022. Así, los niveles de turismo receptivo en el Perú se encuentran en niveles de hace 12 años. Esto tiene un gran impacto sobre la economía al representar una de las principales fuentes de divisas. En el primer trimestre del 2023, el ingreso de divisas por turismo receptivo ascendió a US$712 millones, 36% menor que en 2019, e incluso un monto menor de lo que se recibía en el 2012, lo cual significa un retroceso de más de 10 años.
Importancia para el resto de la economía
El turismo juega un rol importante como generador de empleo y dinamizador de la economía peruana. Sin embargo, el golpe de la pandemia ha limitado su potencial. Según el Mincetur, el sector turístico (que incluye el transporte de pasajeros, provisión de alimentos y bebidas, alojamiento para visitantes, agencias de viaje, artesanía, entre otros) registró 1 millón de trabajadores en 2022, 31% por debajo del nivel prepandemia. Este retroceso ha sido mayor en regiones como Cusco, donde el número de empleos turísticos equivale a menos de la mitad de lo que se registraba en el 2019. Además, el empleo en el sector se ha vuelto más precario. Según la Sociedad de Comercio Exterior del Perú (Comex), la informalidad en el sector turístico de Cusco habría pasado de 80% a 89% entre el 2019 y el 2022.
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El dinamismo del turismo tiene efectos significativos tanto sobre las economías regionales como el agregado nacional. Por un lado, los conflictos a inicios de año significaron una contracción de 35% del flujo de pasajeros aéreos de Cusco con respecto al nivel prepandemia. Esto afectó la recuperación del PBI de la región, que permanece 2,3% por debajo del nivel prepandemia al cierre del primer trimestre del 2023. Además, la situación seguiría sin mejorar. Según el Indicador Compuesto de Actividad Económica (ICAE) del Instituto Peruano de Economía (IPE), el PBI de Cusco retrocedería al menos 0,5% anual en el segundo trimestre del año.
Por otro lado, luego de acumular dos trimestres en negativo, el Perú necesita reactivar todos sus motores de crecimiento, entre los que destaca el turismo. El IPE estima que si en el 2024 se recuperasen los 4,3 millones de visitantes extranjeros que arribaron en 2019, el crecimiento del PBI podría llegar potencialmente hasta 3%, lo que implica 0,7 puntos porcentuales por encima de la proyección base del IPE de 2,3%. Sin embargo, el Mincetur espera que esta cifra de visitas se supere recién en el 2026, lo cual es muy tarde. Para 2024 esperan alcanzar 3,2 millones de visitantes extranjeros.
La tarea no es fácil, pero de lograrlo producirá resultados favorables en términos de empleo, crecimiento y divisas. La crisis política, los conflictos sociales y la persistente inseguridad ciudadana desincentivan la llegada de turistas. Además de consolidar una estrategia para impulsar la inversión, que desarrolle y mejore los accesos a los atractivos turísticos, nuevos y de aquellos que requieren además su puesta en valor, urge una estrategia enfocada en generar mayor confianza para los turistas extranjeros y mejorar su experiencia.
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