Alberto Fujimori bailando “El ritmo del chino”, el reguetón del Partido Aprista intentando captar el voto joven en las elecciones de 2006 o Ántero Flores Aráoz cantando “Gato fiero” en mitines son ejemplos —vergonzosos, para ser honestos— de una manera de buscar votos que la pandemia ha dejado atrás.
En esta campaña no se ha visto candidatas y candidatos en mítines multitudinarios, bailando o cargando bebés que abrazan y besan con anuencia de sus padres. Se preveía eso ante la furia con la que el covid ataca el mundo. Se preveía también que, ante esta situación, los partidos políticos en contienda recurrirían a la creatividad tanto para su campaña en las calles como para la virtual. A primera vista parece que, en ambos campos, desaprobaron.
Pandemia electoral
La Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), decidió no aplicar en estas elecciones el voto electrónico en ninguna de sus modalidades: presencial y no presencial. El jefe de la ONPE, Piero Corvetto, explicó en septiembre de 2020 que se necesita una auditoría de hardware, software y procedimientos para evaluar su aplicación del voto electrónico presencial en el futuro; mientras que para aplicar el voto no presencial es necesario evaluar aún los procedimientos e incorporar mecanismos de autenticación del elector a distancia. Es decir, no hay un futuro a la vista.
A pesar de ello, sí se ha echado mano a la tecnología durante este proceso. La misma ONPE implantó una forma virtual en la que el electorado pudo elegir su local de votación, enterarse si es miembro de mesa y, en caso de haber sido elegido, encontrar la forma de cobrar los S/.120 prometidos.
Pero volvamos a la campaña. En un país donde, según cifras del INEI al 2019, solo el 57,1 % de la población tiene acceso a internet, es entendible que los candidatos presidenciales y congresales no hayan apostado por la virtualidad al 100 %, pero eso no los exime de haber cometido errores.
La dinámica de información para un ciudadano ha tenido, en estas elecciones, varios puntos de referencia, como señala Freddy Linares, profesor de Marketing de la Universidad del Pacífico: la calle —con paneles, caravanas y visitas a determinados lugares—, los medios masivos y la virtualidad. “La restricción en la circulación propia de la pandemia ha hecho que la efectividad de estos espacios no sea la misma que antaño. En cuanto al uso de la virtualidad, hemos tenido dos espacios: las redes oficiales de los candidatos y un espacio de efecto protagónico, pero menos cuantificable, una especie de subred que circula información a través de WhatsApp”, añade.
Si bien la pandemia supone un nuevo escenario, la virtualidad, no. Manuel Santillán, profesor de Comunicación Política de la Universidad de Lima, destaca que no se puede pasar por alto que estas no son las primeras elecciones de la era de las redes sociales. “Son alrededor de 13 millones de peruanos que usan redes activamente, según cifras de Ipsos al 2020. El mercado electoral es de 22 millones. Entonces, sí hay una parte importante del electorado conectado y creo que no se les ha dado la atención debida a estos usuarios y a estos espacios. No estoy seguro de si no lo han hecho porque no tienen presupuesto o no tienen quién los asesore en este camino”, comenta.
La batalla de las redes
Facebook, Twitter, Instagram y TikTok son de las redes más consumidas por los peruanos y, a decir de Freddy Linares, los candidatos no las han sabido explotar en cuanto a la frecuencia y estilo de contenidos. “Muchas de estas redes han sido mal utilizadas al no generar un contenido acorde a ellas y, en otros casos, han dejado de lado la información central, las propuestas, por la anécdota de fácil digestión”, sostiene. Manuel Santillán coincide y añade que no se han tomado en cuenta otras experiencias para esta campaña. “Un estudio de la Universidad de Múnich sobre las elecciones en Estados Unidos mostró que TikTok es una red propicia para reproducir mensajes políticos”, dice. ¿Por qué en Perú esta red social ha pasado casi desapercibida?
Marisol Cuéllar, politóloga de la Universidad de San Marcos, considera que este uso de redes que va de regular a malo se debe a una ausencia de estrategia. “Los partidos y candidatos se complican mucho para usar redes y tecnología como parte de su campaña. Algunos candidatos han empezado a usar TikTok, y es interesante lo que han intentado a hacer, aunque es obvio que no han incorporado lo digital como estrategia. Se han visto obligados a hacerlo, pero no estaban preparados”, explica.
Daniel Salaverry usa TikTok de forma lúdica con su esposa. Hernando de Soto ha tratado de ingresar a esta misma red mezclando contenidos creados para otras plataformas con algún video que sí sigue los códigos de esta. Keiko Fujimori ha hecho lo propio, aunque lo suyo ha sido más dar mensajes por Twitter, al igual que Daniel Urresti.
En ese sentido, Fernando Tuesta, docente e investigador de la Universidad Católica, considera que los que pudieron aprovechar más las redes son quienes ya tenían presencia en ellas y que, aun así, no lo han hecho. “Esto me hace pensar seriamente que, en el Perú, no tenemos una tradición ni un cuerpo profesional de asesores de marketing político. No se puede simplemente pasar las estrategias del marketing comercial. Uno ve en otros países creaciones propias para el marketing político; aquí no pasan del “baila y canta”. Esto es también el reflejo de las debilidades de las propias organizaciones políticas. Las redes que soportan los partidos están muy por debajo de las de los candidatos. Las redes personalizan mucho más la política, pero los candidatos tienen que darles la vuelta para hacer algo así como pedagogía. Por ejemplo, ¿cómo van a gobernar este país si no tienen una bancada importante? Hace rato que los candidatos presidenciales deben decirle a la gente “vota por mí, pero también por mi bancada” y no solo aparecer con los candidatos regionales cuando van de visita a las regiones”, afirma.
Los medios de comunicación se han apoyado en la virtualidad para promover con más fuerza el voto informado y, por su lado, han nacido iniciativas de campañas ciudadanas como Jóvenes Morados, Jóvenes con Keiko, Verolovers, Lomitos con Vero, Plantitas con Vero, Jóvenes con De Soto y más. ¿Tendrán un impacto real en el voto? Aunque eso es difícil de medir ahora, podríamos decir que la ciudadanía ha hecho un mayor esfuerzo en redes que los mismos interesados. Ahí están las plataformas de voto informado que la sociedad civil promueve: desde los esfuerzos de Transparencia con su campaña #EnLaColaNola hasta iniciativas estrictamente ciudadanas como votu.pe, voto 360, elegimos.pe, politinder, botayvota.pe, y más. A su servicio, ciudadanía.
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