Ricardo Vega Pardo
El monitor “Huáscar”, legendario buque insignia de la Marina peruana, acompañado por la corbeta “Unión “, navegaban en formación en la tarde del 7 de octubre de 1879 frente al litoral de Antofagasta durante la victoriosa campaña naval peruana en el teatro de operaciones de la entonces guerra del Pacífico con Chile. Ambos buques peruanos estaban en una fase disuasiva para tratar de eludir una celada de la escuadra enemiga. Durante cinco meses había sido infructuosa ubicar la presencia del comandante Grau y de su buque que causaba miedo y caos en aguas chilenas.
En esos instantes, José Rodolfo del Campo, corresponsal de El Comercio a bordo de la corbeta “Unión“, se hallaba cubriendo esta asombrosa campaña naval. En su libreta de apuntes escribía en detalle las maniobras ordenadas por el comando naval peruano destinadas a estar fuera del alcance de seis buques de la flota chilena. Apuntó que se avistaban por la proa tres humos por el norte. Los buques peruanos se acercaron para reconocerlos. Al confirmar que eran las naves chilenas “Blanco Encalada”, “Covadonga” y “Matías Cousiño”, cambiaron de rumbo al sur oeste cuando a las 7.15 a.m. del 8 de Octubre divisaron otros tres humos: eran el “Cochrane”, la “O¨Higgins” y el “Loa “. Toda la flota sureña estaba al frente de ellos.
Considerando inevitable el combate, el comandante del “Huáscar” ordenó a la “Unión” que se desplace fuera del escenario. Grau ordenó afianzar el pabellón peruano y ordenó fuego desde la torre del “Huáscar” disparando al blindado “Cochrane”. Eran las 9.40 de la mañana cuando el buque peruano rompió fuegos en el inmortal combate de Angamos, descargando sus cañones contra toda la flota enemiga.
La lucha era inmensamente desigual. Diez minutos después, a las 9.50 a.m., un proyectil del “Cochrane” perforó la torre de mando del “Huáscar” e hizo volar a su valeroso comandante Miguel Grau y dejó moribundo a su ayudante, el teniente Diego Ferré. A las 10.10 a.m. se suspendieron los disparos del enemigo y entonces, su valerosa tripulación sobreviviente quiso hundir el buque, pero fue impedido de hacerlo por el abordaje de marinos chilenos.
Desde ese momento, se inició la leyenda del “Huáscar”, con su inmortal comandante. Fue un binomio indesligable que a través de los tiempos se ha convertido en permanente ejemplo de honor y valor para las generaciones de marinos y de ciudadanos peruanos.
Había perecido Grau, la mejor esperanza del Perú en esa guerra porque el Gran Almirante representaba la seguridad y vigilancia del territorio peruano, la pericia y dominio profesional de la guerra naval, la muestra de coraje a su más alto nivel sin vanidad ni ostentación, solo vigente su compromiso y sus valores para servir al Perú-
LOS CORRESPONSALES
Testigos y narradores de esta gloriosa campaña naval en la guerra del Pacífico fueron los corresponsales de los principales medios nacionales de aquel tiempo.
A José Rodolfo del Campo, que alternó su puesto a bordo del “Huáscar” y de la “Unión”, le correspondió estar a bordo de esta última corbeta cuando acompañaba al monitor antes del glorioso combate frente a Punta Angamos. Fue testigo de las primeras correrías de estos buques. Arica, el entonces puerto peruano, era el principal centro de comunicaciones de José Rodolfo del Campo, desde cuya oficina de correos enviaba por telégrafo sus despachos de la guerra con destino a “El Comercio”.
Otro periodista peruano, que antes del combate de Angamos estuvo siempre a bordo del “Huáscar” cubriendo la célebre campaña naval peruana, fue Julio Octavio Reyes, corresponsal de diario “La Opinión Nacional” de Lima. Fue testigo de la gran victoria de Grau en el combate de Iquique y de la célebre arenga a su valerosa dotación. Durante el último ingreso del “Huáscar” al puerto peruano de Arica, producido el 30 de Setiembre de 1879, Reyes bajó a tierra para entregar sus reportes al correo destinados a su diario limeño.
Se demoró un poco y al retornar al puerto divisó que su buque se alejaba mar adentro. Su comandante había recibido un informe sobre la proximidad de buques chilenos que desesperadamente lo estaban buscando. Entonces se quedó en tierra para informar sobre la feroz invasión chilena que solo fue posible tras la captura del “Huáscar”.
Al iniciarse la Guerra con Chile en 1879, otros dos periodistas cubrieron sus incidencias a bordo de buques de la escuadra peruana. El diario “La Patria” acreditó a su corresponsal, el periodista uruguayo Benito Neto y “El Nacional” lo hizo con el periodista portugués Manuel Horta.
Cuando se declaró la contienda, Neto fue asignado como corresponsal de guerra marchando al sur de inmediato para cubrir las primeras incidencias bélicas. Tanto desde a bordo como en tierra, Neto describió minuciosos y objetivos despachos informando las acciones iniciales que realizaban los marinos en el escenario marítimo. Su nivel profesional determinó luego que el gobierno de Nicolás de Piérola le encargara la dirección gubernamental de prensa sobre la campaña militar.
A su vez, Manuel Horta, corresponsal de “El Nacional” se embarcó inmediatamente en la corbeta “Unión” al declararse la guerra. Cumpliendo su misión informativa., Horta reportó las numerosas correrías que protagonizaron los marinos peruanos al mando del valeroso comandante del “Huáscar”. No fue ajeno a las hazañas de la escuadra peruana que durante cinco meses descolocaron en el mar a sus rivales chilenos.
LAS BASES DE LA HISTORIA
Los periodistas a bordo mantuvieron informados con sus crónicas veraces y patrióticas a la expectante opinión pública nacional sobre el desarrollo del conflicto, contribuyendo además a sentar las bases de la historia que nos permite conocer al detalle las travesías de los marinos a bordo de los navíos de la entonces escuadra peruana.
Guardando tiempos y distancias históricas, la presencia de estos periodistas a bordo marcaron el inicio desde entonces de estrechos vínculos entre la prensa nacional y la Marina de Guerra del Perú que se mantienen fecundos hasta hoy, no solo en la vasta dimensión del Mar de Grau, sino también en los tropicales ríos de nuestra amazonia, en el aguas del lago Titicaca y en los esteros del norte donde cumplen sus tareas asignadas por la Constitución.
Por su vasto campo de acción, la Marina está presente en diversos y atractivos escenarios donde siempre hay noticia. Y cuando se produce ésta, allí estarán siempre los periodistas debido a la existencia de una singular atracción mutua entre los hombres de la pluma y del mar.