Luis Carlos Burneo camina por la feria del libro de Miraflores y hace la siguiente pregunta a los transeúntes: ¿con qué grupo empezaste a escuchar rock peruano? Es una nota para el canal de YouTube de una conocida radio de rock & pop. A continuación, las respuestas del respetable son: con Arena Hash, con Amén, con Río, con Mar de Copas. En un momento, un chico de 18 años algo sorprendido responde: con Mario Vargas Llosa. Burneo ríe y agrega: Mario Vargas Llosa, gran banda, ah, con su éxito “La tía Julia”. ¿Estará todo perdido?, me pregunto. Una sola persona, una chica, responde: con Leusemia. ¿O tal vez no?, digo.
No es una nota de los 90, aunque por las respuestas pareciera que sí. Estamos en 2021, y la gran mayoría de peruanos aún asocia el rock nacional con las mismas cinco o seis bandas de siempre. Es cierto que más gente conoce a Pedro Suárez Vértiz que a Daniel F. Este último fundó Leusemia en 1983, una banda peruana de rock subterráneo. El primero ni siquiera necesita presentación. Pero con la otra pasa lo contrario, hace falta explicar qué es el rock subterráneo, qué es Leusemia, qué pasó en los años ochenta en el país, por qué no sonó en las radios, por qué no es la primera banda con la que la gente comienza a escuchar rock nacional, por ejemplo.
El rock peruano no son solo cinco o seis bandas, pero mucha gente sigue creyendo que sí. Tal vez nos enterarnos tarde (o quizás aún no nos enteramos) de la historia que había detrás. El rock llegó al Perú en 1955 y recién lo supimos en 2002, gracias a “Alta tensión” de Pedro Cornejo, primerísima biblia sobre la materia. Para decir más, probablemente el rock es uno de los géneros más constantes en cuanto a producción en este país —hablamos ya de más de seis décadas— y teniendo casi todo en contra.
Con canciones propias (aunque no desde el inicio), tocando todos los fines de semana en pequeños bares y a veces en grandes festivales, fundando sellos independientes, sacando discos físicos incluso hoy en tiempos virtuales, y haciendo otros malabares en el camino. No es secreto que la banda peruana más conocida en el extranjero no es un grupo de cumbia o de salsa –sin desmerecer a estos géneros- sino que son Los Saicos, un grupo de rocanrol de Lince que duró solo dos años entre 1964 y 1966, pero cuya vanguardia musical en su momento le ha valido hoy ese reconocimiento planetario. A veces los himnos de las minorías son más grandes que un mero hit radial.
Es difícil que un peruano promedio mencione más de 10 bandas de rock nacional. ¿Nos falta cultura o nos falta contracultura musical? Ir más allá de la F.M., salir a la calle y ver/escuchar qué suena en los bares de Lima y provincias del país, ofrecerle al oído más que hits, liberar el cuerpo y entregárselo al no-baile, eso que llaman pogo, todavía privilegio de pocos valientes. Otra cosa que también hace bien es retroceder en el tiempo, hasta llegar a la actualidad, y descubrir bandas que no nos habían presentado jamás.
Los Incas Modernos, El Polen, Los Yorks, Traffic Sound, Leusemia, Narcosis, Eutanasia, Delirios Krónicos, Voz Propia, Rafo Ráez & Los Paranoias, G-3, Insumisión, El Ghetto, La Raza, Metadona, La Pura Purita, El Aire, La Ira de Dios, Manganzoides, D’mente Común, Futuro Incierto, Los Fuckin Sombreros, El Hombre Misterioso, Difonía, La Forma, Diazepunk, Plug Plug. Solo para comenzar.
El Centro Cultural del Británico ha abierto por primera vez el curso de historia del rock peruano, precisamente para eso. Para explorar en un género musical con hartísima producción nacional aún poco escuchada, para encontrar riqueza y no hacer de todo su legado un privilegio de pocos. Un repaso por más de 60 años de historia, más de un centenar de bandas y docenas de estilos musicales diversos dentro de, al fin y al cabo, un mismo rock hecho en el país.
*El curso de historia del rock peruano del Británico inicia el 18 de octubre. Más informes: fpuerta@britanico.edu.pe