Un año atrás, este Diario hizo un ensayo: tratar de identificar qué discursos podían levantar cada uno de los que entonces eran los principales candidatos en las elecciones 2021. Para eso, se usó una división que propone el politólogo Alberto Vergara en el libro “Ni amnésicos ni irracionales”: ubicarlos a los candidatos como intervencionistas o partidarios del libre mercado, y como institucionalistas o discrecionales.
Ahora, actualizamos esta discusión en base al discurso al pasado reciente de los candidatos y al discurso que manejaron en la campaña. Los politólogos Omar Awapara, Gabriela Camacho y Mauricio Zavaleta evaluaron a cada uno de ellos con un puntaje (del -5 al 5) y les hemos asignado una ubicación en el compás ideológico en función al promedio que obtuvieron.
Antes que un juicio de valor, esta división sirve para identificar cómo se han posicionado en la campaña, cómo podrían desplazarse en la segunda vuelta y con qué sectores de la población podrían conectar.
Los institucionalistas: Respeto por el balance de poderes
Los candidatos institucionalistas respetan más la ley y las instituciones, en oposición a los que toman decisiones arbitrarias. Pueden ser partidarios de una economía de libre mercado o de mayor regulación estatal, pero respetan las nociones de las libertades fundamentales y el balance entre poderes, señala Vergara en el libro “Ni amnésicos ni irracionales”.
De ocho candidatos analizados, tres se encuentran hacia ese lado: Yonhy Lescano, de Acción Popular; George Forsyth, de Victoria Nacional; y Verónika Mendoza, de Juntos por el Perú. Aún así, el puntaje que los politólogos le dan en promedio no es muy elevado.
Todos los investigadores señalan como un punto a favor de Lescano su prolongada época como congresista. “Lescano pertenece a un partido tradicional, ha hecho carrera política como un insider, y promete ciertas reivindicaciones que al menos están canalizados a través de mecanismos institucionales, como un referéndum”, señala Awapara. Para esta evaluación, Camacho hace la salvedad que hay que diferenciar al candidato del partido, el cual fue partícipe de la decisión de la destitución del presidente Martín Vizcarra.
Aquí hay un punto de discusión entre los politólogos. Zavaleta señala que por la agenda más intervencionista –o regulatoria– de Lescano, se esperaría un presidente más discrecional. “No puede ser de otra manera. Mientras te embarcas en cambiar la normativa [sobre propiedad de los recursos, por ejemplo], se te van los cinco años. Tienes que ser con más discrecionalidad”, señala.
En el caso de Mendoza, también la ubican en este sector, pues sus iniciativas para cambiar normas –incluida la nueva Constitución a través de un proceso constituyente– se han planteado a través de mecanismos institucionales. “El equipo que la rodea, que es gente que ha estado en diferentes gobiernos, maneja un discurso institucional”, indica Camacho.
Y para Forsyth, su equipo es un punto a favor de esa senda, pese a que él llegó al partido en el último tramo de las inscripciones.
Los discrecionales: Menor apego a la ley y las instituciones
En la orilla opuesta están los líderes discrecionales, aquellos que tienen menos apego hacia las instituciones y, más bien, son proclives a tomar decisiones autoritarias. En este caso, como en el anterior, hay grados de discrecionalidad, como explica el mismo libro de Vergara.
Los candidatos presidenciales que se ubicaron en este lado [mitad inferior en la infografía] fueron Pedro Castillo, de Perú Libre; Rafael López Aliaga, de Renovación Popular; Daniel Urresti, de Podemos Perú; Keiko Fujimori, de Fuerza Popular; y Hernando de Soto, de Avanza País.
“Fujimori es una persona llena de contradicciones. Hay momentos en los que ha querido mostrar respeto a las normas, pero luego tienes lo que hemos visto con el poder que tuvo en el Congreso”, explica Zavaleta.
Para él, Fujimori es menos discrecional que De Soto, pues ella tiene una noción sobre cómo funciona el Estado. En cambio, De Soto y López Aliaga no conocen los mecanismos. “De Soto no tiene mucha idea, y por lo que plantea, cree que las cosas se pueden cambiar rápida y fácilmente, y la verdad no es así”, indica Zavaleta.
Aquí hay una discusión entre los politólogos. Camacho, en cambio, considera que Fujimori es más discrecional que los otros dos candidatos de derecha por la actitud que tuvo su partido en el Congreso 2016-2019. También considera que la imagen que De Soto tiene de sí mismo le impediría saltarse las normas.
Awapara añade que De Soto está en este lado, pues está postulando con un partido que formado, sino que ha apostado por su atractivo individual.
En tanto, ubican a Castillo en el extremo por su planteamiento de la desactivación del Tribunal Constitucional.
Urresti también está en este sector “por el partido del que viene, por lo que han hecho en el Congreso, por los problemas en la inscripción y por la idea de apelar a una mano dura basada en la personalidad más que en las leyes”, explica Awapara.
Los intervencionistas: Mayor participación del Estado
Los candidatos intervencionistas buscan mayor regulación o participación del Estado en temas económicos. Pueden hacer propuestas por la vía más institucional o tomar decisiones más discrecionales, explica Vergara en “Ni amnésicos ni irracionales”.
Entre los candidatos intervencionistas [mitad izquierda en la infografía], se da una paradoja interesante: hay tres de izquierda (Yonhy Lescano, Verónika Mendoza y Pedro Castillo); y uno de derecha (Rafael López Aliaga).
Empecemos por la izquierda. Para Camacho, Lescano considera que el Estado tiene que regular, pero no intervenir. Awapara añade: “Siento que la ideología está más a flor de piel en Mendoza que en Lescano, está más comprometida. En la acción, Lescano sería más pragmático”. Los politólogos coinciden en señalar que la distancia en el discurso de ambos candidatos no es grande: la diferencia está en la preparación de sus planes de gobierno.
Los politólogos coinciden también en que Castillo sería el candidato más al extremo en el intervencionismo. "
López Aliaga está ligeramente en esta zona por sus propuestas sobre la refinanciación de deudas de los privados a siete años, la expropiación de peajes y otras iniciativas que buscan mayor participación del Estado. Aunque parezca sorpresivo, López Aliaga tiene declaraciones en este sentido.
Ya en la campaña del 2011, cuando postuló al Congreso, dijo (min 7:15): “Nosotros [Solidaridad Nacional] no somos liberales, somos gente que consideramos que el Estado tiene que tener un rol. El Estado no puede dejar a la gente tirada al laissez faire, al libre movimiento del mercado. El mercado tiene que ser regulado. Nosotros, si quieres, somos de centro izquierda”.
“La identificación de López Aliaga como derecha no está definida por su posición ante el mercado, sino respecto de la relación entre el Estado y la Iglesia, y algunos derechos”, añade Zavaleta.
Libre mercado: Pro mercado y continuidad del modelo
Mientras el eje institucionalidad-discrecionalidad está definido por su actitud hacia la política, la contradicción entre los líderes a favor del libre mercado respecto de los intervencionistas es su posición sobre la participación del Estado en la economía. En el grupo de candidatos más propensos al libre mercado [mitad derecha en la infografía] se encuentran Daniel Urresti, George Forsyth, Keiko Fujimori y Hernando de Soto.
“De Soto, a raíz de sus declaraciones sobre la vacuna, estaría en este lado”, señala Awapara, director académico de Ciencias Políticas de la UPC.
En cambio, Awapara sostiene que Fujimori puede tener un discurso similar al del candidato de Avanza País, sobre el libre mercado y el respeto a la Constitución de 1993, pero es menos ideológica. “En la práctica, [los fujimoristas] han sido mucho más pragmáticos desde los años noventa”, sostiene el politólogo.
En el caso de Urresti, Camacho señala que también se ubica ligeramente hacia este lado, pues su campaña se ha concentrado en abordar los problemas de las mypes. Esto, pese a la actitud que tomó su bancada en el Congreso ante proyectos que planteaban mayor participación del Estado en temas económicos, durante el período 2020-2021.
La contradicción adicional: Valores tradicionales contra progresismo social
A los ejes que plantea Vergara, hemos puesto un cruce adicional: la contraposición entre los valores tradicionales y el progresismo social. No fue incluido en la infografía original, por las limitaciones para hacer un cruce en tres dimensiones. Alfredo Torres, presidente ejecutivo de Ipsos, plantea una variable de este tipo en el libro “Elecciones y decepciones”.
Los conservadores
Partidarios de los valores tradicionales en el eje moral, sobre todo en los temas de aborto y matrimonio de parejas del mismo sexo, están la mayoría de los candidatos. Aquí, los politólogos ubican a López Aliaga como el más extremista, seguido de Pedro Castillo, Keiko Fujimori y Yonhy Lescano. Todos ellos han zanjado su posición en estos temas.
Zavaleta considera que en el caso de Fujimori hay una separación entre la vida religiosa y la vida política. Camacho señala que quizás ella sea menos conservadora que el partido.
Mucho más hacia el centro, está Daniel Urresti, quien no ha levantado estas banderas de modo significativo, y De Soto, quien ha evitado pronunciarse cuando le han preguntado sobre el tema. Esto, pese a que hay candidatos de Avanza País sí se encuentran en el sector de los progresistas.
Los progresistas
Hay amplia coincidencia que entre estos ocho candidatos la que claramente encabeza este lado es Verónika Mendoza. Su plan de gobierno propone el matrimonio igualitario, ley de identidad de género, y la ley contra la discriminación y crímenes de odio contra la población LGBT.
A Forsyth también lo ubican ligeramente hacia este lado, pese a que el partido que lo cobija tiene un origen religioso.
Estas son las evaluaciones que hicieron cada uno de los politólogos:
Como colofón, vale la pena añadir algo que señala Camacho: “El problema con estos ejercicios es que en la política peruana es poco predecible, y lo que dicen no necesariamente es lo que hacen, lo que dicen no es necesariamente lo que dicen al día siguiente, y lo que le dicen a un público no es lo mismo que otro. Si me preguntabas una semana atrás, las respuestas hubieran sido diferentes”.