La delegación de ciudadanos que defiende la candidatura de Keiko Fujimori no logró reunirse con el secretario general de la OEA, Luis Almagro, en su sede en Washington D.C. (EE.UU.). El grupo conformado por el economista Daniel Córdova, la excandidata aprista Nidia Vílchez y los congresistas electos Hernando Guerra García (Fuerza Popular) y Jorge Montoya (Renovación Popular) solo llegó a dejar una carta dirigida al diplomático uruguayo con su petitorio para una auditoría a los comicios del 6 de junio.
El martes, la comitiva —que pide la intervención ante “evidencia estadística” de un supuesto fraude— se reunió con Gerardo de Icaza, director del Departamento para la Cooperación y Observación Electoral. En breve comunicación con El Comercio, Jorge Montoya recalcó: “El trato de la OEA es con representantes de los Estados partes. Nosotros hemos asistido [a la sede en D.C.] como ciudadanos representantes de partidos políticos. El secretario general dispuso que seamos atendidos por el señor Gerardo De Icaza y a él le presentamos nuestros requerimientos”.
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En tanto, Córdova, quien fue jefe de plan de gobierno de Alianza para el Progreso, indicó a este Diario que ya no seguirían buscando una reunión con Almagro.
Fuentes de Palacio de Gobierno informaron a El Comercio que un eventual progreso en las pretensiones de la delegación fujimorista no influye ni influirá en la evaluación al pedido que Keiko Fujimori dirigió al presidente Francisco Sagasti en busca de una auditoría internacional al proceso electoral.
“Lo que se haga en Washington D.C. por parte de este grupo no interfiere en modo alguno la valoración que debe hacerse de la carta de la señora Fujimori”, explicó una fuente. Además, señaló que “el que [Luis] Almagro reciba o no a las personas en D.C. no significa una admisión del pedido de auditoría. Él [Almagro] tendría que pronunciarse expresamente”.
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La candidata de Fuerza Popular dejó el lunes en mesa de partes de la sede del Ejecutivo una carta en la que solicita al mandatario que requiera dicha intervención, aunque sin referirse específicamente a la OEA.
—Inviable de todos modos—
Para el exembajador de Perú en los Estados Unidos Harold Forsyth, ambas pretensiones —la de reunión con Almagro por parte de la delegación de Daniel Córdova y la de pedido de auditoría de la candidata Fujimori al presidente Sagasti— “siempre fueron técnicamente imposibles”.
“El secretario general de la OEA, en una segunda vuelta, no recibiría a representantes de determinada candidatura porque contradice la lógica de la actuación de un secretario general de la OEA. En cuanto a la otra iniciativa [de la solicitud a Sagasti], la única forma de que se produzca esa auditoría es que la solicite el órgano electoral, en este caso, el Jurado Nacional de Elecciones, o que la solicite la Misión de Observadores de la propia OEA. Ninguno de esos casos se ha dado”, declaró Forsyth.
Actualmente, el representante permanente del Perú ante la OEA es el también actual embajador en ese país, Hugo de Zela Martínez. Este Diario intentó contactarse con el diplomático para conocer si la delegación de Fuerza Popular había buscado su mediación. Aunque no obtuvimos su respuesta directa, una fuente nos señaló que “eso no estuvo previsto”.
Forsyth indicó que, aún si se buscara la mediación de De Zela como último recurso, los interesados no tendrían éxito. “Un representante de un país ante la OEA solo puede actuar sobre la base del gobierno, en este caso, del gobierno del Perú. Y el gobierno peruano, que se sepa, no tiene un tipo de posición en ese sentido, sino todo lo contrario. Además, no puede tener una posición sobre el proceso electoral”, dijo.
Otra fuente diplomática consultada señaló que, aunque hubiese existido voluntad personal de Luis Almagro en reunirse con el grupo de Daniel Córdova, eso no hubiera implicado una apertura a la auditoría porque allí entran en juego elementos que ya dificultaban la sola reunión.
“Hay que diferenciar dos ámbitos: el que es propiamente de la secretaría general de la OEA, que gestiona Almagro, y el que es el de la organización, que funciona a través del Consejo Permanente, con los embajadores de los países miembros. Los asuntos sobre aspectos democráticos se hacen en ese segundo espacio. Entonces, habría que ver el nivel de escalamiento del tema. Ahora, particularmente, el señor Almagro ha tenido un estilo muy personalista en el manejo de la organización, con una cuenta personal de Twitter muy activa, por ejemplo. Pero, aun si decidiera dar un gesto a esa agrupación, veo difícil que eso dé una lectura más allá de un gesto. Para que se considere tal auditoría tiene que haber un pedido oficial del Estado peruano”, explicó la fuente.
Para el exembajador Forsyth, la negativa de reunión por parte de Almagro era previsible porque “el secretario general tiene que respaldar a la Misión de Observación que él mismo nombró”.
“Esa Misión ya ha emitido un informe preliminar, ajustado a protocolos de procedimientos específicos, que incluyen contacto previo con los candidatos y la autoridad electoral, comprobación del acceso de los ciudadanos a mesas de sufragio, entre otros. Todas las misiones electorales internacionales, en general, tienen una razón y es tratar de verificar que efectivamente haya democracia en los países. Nunca ha pasado que alguien cuestione el trabajo de observadores de la OEA”, expresó Forsyth.
“Los observadores de la OEA no ‘hacen turismo’”
El exembajador Harold Forsyth, quien ha sido observador electoral en seis comicios extranjeros, advierte que “nunca ha pasado que alguien cuestione el trabajo de observadores de la OEA”, como lo han planteado FP y sus representantes.
“Los observadores actúan bajo un protocolo que incluye contactos previos con los candidatos, estudio a fondo de la legislación electoral, verificación del trabajo y la eficiencia de las instituciones, entre otros. El día de la elección, los observadores se distribuyen en diversas partes del país y tienen los mecanismos para recibir información precisa. Y siguen generando informes. Los observadores de la OEA no ‘hacen turismo’. Si se dice que ‘han venido de turismo’, eso parte de un desconocimiento de los hechos, y afecta al secretario general, que designa a la Misión”, declaró.
El martes, en entrevista con RPP, el economista Daniel Córdova cuestionó las labores realizadas por la Misión de Observación Electoral de la OEA y las calificó de “superficiales”. “La misión sí deja abierta obviamente la ventana que se va a seguir investigando, pero no es una misión que está haciendo un trabajo necesario para detectar estas anomalías. Es un trabajo superficial, casi turístico”, dijo Córdova.