De raza le viene al galgo. Don Carlos Falcó y Fernández de Córdoba, V marqués de Griñón, ha sido un precursor en el tema viticultor como en la batalla lo fue su antepasado Gonzalo Fernández de Córdova, el ‘Gran Capitán’, quien recuperó Granada para la España de los Reyes Católicos.
Por ello –y más allá de lo que evita comentar sobre su ex, Isabel Preysler– cautiva escuchar las anécdotas que este andaluz, presidente de la bodega Pagos de Marqués de Griñón, tiene sobre su rol protagónico en el desarrollo de Castilla La Mancha como región vitivinícola y la valoración cultural que la gastronomía española ha logrado. Invitado por el Alta Gama Winefest, don Carlos estuvo en Lima por primera vez. Fue su hija mayor Alexandra –marquesa de Mirabel y encargada comercial de la bodega– quien le puso en agenda al Perú por su creciente mercado del vino. El marqués, seducido por los desafíos, ni se lo cuestionó.
VIDA DE CAMPOLa madre de don Carlos quería que su hijo fuera militar, como dictaba la tradición. Pero al pequeño –que ganó el nombre de la abuela paterna (y rica heredera mexicana) Carlota Escandón– no le interesaba la vida castrense. Encontró su vía de escape con el abuelo, quien producía aceite de oliva en las tierras que desde hace siete siglos pertenecen a la familia. El avisado nieto le prometió que si estudiaba Agronomía iba a producir el mejor aceite de oliva, que embotellaría y vendería al mundo.
Así fue como el marqués de Griñón cambió su destino e inició su carrera, primero en Lovaina (Bélgica) y luego en Davis (California), donde tomó contacto con la cepa que marcaría su vida: cabernet sauvignon.
“El vino fue una aventura, porque plantar cabernet sauvignon en Castilla La Mancha fue muy difícil”, cuenta don Carlos, quien llevó subrepticiamente los plantones a su finca de Valdepusa, pues a inicios de los 70 –tiempos de la dictadura franquista– no obtuvo los permisos.
En 1974 plantó 14 hectáreas de cabernet sauvignon. La exposición mediática que le deparó su boda con Isabel Preysler le permitió conocer a la actriz Margaux Hemingway, y por su intermedio a Alexis Lichine, el empresario californiano que impuso el etiquetado de vinos con las variedades de uvas utilizadas, y luego,al enólogo Emile Peynaud. Así nació Marqués de Griñón Cabernet Sauvignon, su vino emblemático.
HOMBRE INNOVADOREl marqués también fue pionero en incorporar en 1974 el riego por goteo a las viñas, en tiempos en que California todavía usaba riego por aspersión. Don Carlos había viajado a Israel, donde aquella técnica se empleaba para árboles frutales. Él decidió aplicarla en sus viñedos.
El agua fue un aspecto a cuidar, a pesar de las multas que tuvo que pagar en sus tiempos de experimentación.
Pero ese percance no lo detuvo: en 1999 eligió el secado parcial de raíz por zonas (riego por goteo inteligente) y un año después el uso de sensores bajo tierra para monitorizar el estrés hídrico.
“Eran sensores de la Boeing, colocados para detectar la dilatación y contracción de las planchas de acero de los aviones. Me enteré de ello y pensé probarlo en la viña”, recuerda.
Estos avances hicieron brillar a Dominio de Valdepusa, que en el 2003 se convirtió en la primera Denominación de Origen de Pago para vinos hechos con uvas y producidos en una sola finca. LA GASTRONOMÍA ES CULTURACarlos Falcó es a la sazón vicepresidente de la Real Academia de Gastronomía de España, y como tal, nos cuenta con orgullo que hace apenas un año la organización de la que es miembro desde hace 25 años logró que el Parlamento Europeo aprobara el pedido de que la gastronomía sea declarada parte fundamental de la identidad y elemento esencial del patrimonio cultural europeo. Adicionalmente, se logró que se considere la incorporación de los conocimientos sobre gastronomía y hábitos alimenticios al sistema educativo europeo.
“La gastronomía puede ser hasta la primera cultura, que no es otra cosa que mejorar la calidad de vida. Es fundamental”, opina este ‘gourmand’ que también participó en el nacimiento de la cumbre gastronómica Madrid Fusión.
Don Carlos cuenta que fue en su primera edición (2003) que invitó a Tom Matthews, editor de “Wine Spectator”. El especialista conoció desde Valdepusa hasta El Bulli, y escribió estas líneas en su siguiente edición: “España es la fuente de la comida y los vinos más excitantes que se están haciendo hoy en Europa”.
Desde entonces, el mundo gastronómico vio con más atención al país ibérico.En su visita al Perú, el ‘gourmand’ real aprovechó para conocer más de nuestra cocina. Un almuerzo en Central le permitió maridar nuestra biodiversidad con su Marqués de Griñón Petit Verdot. Dos días después se sentó a la mesa en Astrid & Gastón Casa Moreyra, bajo la atención de Diego Muñoz. Así empieza una nueva historia.